La entrega de los Premios Ernestina Otero -promovidos por la Concellería de Igualdade con el fin de incorporar la perspectiva de género en los trabajos de fin de grado y máster para los alumnos de las universidades gallegas- puso el colofón a los actos contra la violencia de género desarrollados por el Concello con motivo del 25-N. Los premios fueron, en la categoría Trabajos de Fin de Grado, para "O impacto da Coeducación no desenvolvemento persoal", de Tamara Fernández Amosa; "A Educación Afectivo-Sexual en persoas con diversidade funcional e intelectual", de Bárbara Penas Rey, y "Escola de Igualdade: Proxecto de formación en igualdade de xénero para o monitorado de Noites Abertas", de Ignacio Márquez Collazos.

En la categoría Traballos de Fin de Máster, el premios fue para "As bruxas non me dan medo (o que me dá medo son os fillos de puta). O concepto "bruxa" na creación audiovisual contemporánea", de Rebeca López Villar.

Balance

La concejala de Igualdade, Carmen Fouces, hizo balance de las campañas del 25-N con las que se refrendó el rechazo social a la violencia de género y también visibilizada la pirámide de la violencia que tiene a las mujeres como víctimas.

La campaña #PrimAcaso en las redes sociales "cambió la mirada" sobre la violencia de género, subrayó la concejala. Más de 1.500 comentarios en primera persona, 1,5 millones de cuentas conseguidas y más de 4 millones de impactos hablan de la repercusión de esta campaña, que tenía como objetivo denunciar la primera situación de acoso, trato vejatorio, humillación o menosprecio vivido por el hecho de ser mujer.

Pontevedra se sumó a la campaña "En negro contra a violencia de xénero" desarrollada por 17 ayuntamientos de Galicia y que tiñó de negro los comercios y negocios locales. En Pontevedra fueron unos 300 los establecimientos que participaron de la iniciativa de Pontevedra en negro.

Se repartieron más de 1.500 camisetas, más de 300 carteles, más de 2.000 metros de cinta "policial" contra la violencia de género, 300 paraguas además de pegatinas y vinilos. Los establecimientos se quedaron con las camisetas y cintas con el fin de que vuelvan a teñirse de negro si hubiese algún nuevo asesinato machista.