Las plazas de A Peregrina y A Ferrería fueron ayer escenario de forma casi simultánea de dos actos distintos pero con nexos comunes como es la oposición por parte de los convocantes hacia los tratados de libre comercio (el TTIP y el CETA) que negocian actualmente la Unión Europea con Estados Unidos y Canadá, respectivamente. Unos acuerdos que, según los opositores a los mismos, ofrecen una gran protección al inversor y a las multinacionales y eliminan sin embargo los blindajes sociales que pueden tener algunas normas estatales hacia la clase trabajadora. También abriría la puerta a la privatización de casi cualquier servicio.

Contra este acuerdo convocó una marcha la CIG a la que también asistieron miembros de la Marcha Pola Dignidade y a la que se sumó la asociación Boavida, quien casi al mismo tiempo, en la plaza de A Ferrería, también informaba de la amenaza que supone estos tratados y organizaba un acto con el objetivo de visibilizar la situación de aquellas personas en riesgo de exclusión. En otra palabras, poner en primer plano la situación de pobreza que se padece no solo en todo el mundo y en Galicia, sino en la propia ciudad de Pontevedra, en donde llevan ya realizando desde hace meses labores de inclusión social y laboral.

Pepa Vázquez, coordinadora de Boavida, destacó que uno de los principales problemas es que la brecha entre las personas pobres y las ricas aumenta, "cada vez la pobreza severa es mayor y la desigualdad se agranda", explicaba.

Toño Ramírez, tesorero de Boa Vida, alerta también del incremento de las personas sin hogar en la ciudad de Pontevedra. "Cada vez son más los que duermen en los cajeros, solo hay que verlo", y le preocupa que en la ciudad se puedan estar dedicando "demasiados recursos a infraestructuras y no cuestiones prioritarias y gasto social". El lema de esta campaña es "no dejemos a nadie atrás". Pese a la lluvia, el acto contó con una actuación de los músicos de Migallas.