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Adiós a 141 años de historia del comercio

Cierra sus puertas la Ferretería Varela, inaugurada en la plaza de Curros Enríquez en 1875 y al frente de la que se han situado cuatro generaciones de la familia fundadora

En la Ferretería Varela cuelgan ya los carteles de liquidación. // Gustavo Santos

"Da pena sí", reconoce Rafael Varela al referirse al próximo cierre de la ferretería que encabeza. Se jubilará en unos meses y, como recuerda un cliente a las puertas del conocido comercio, "alguien debería tomar el relevo, pero la economía está como está y ya ve que son muchas las tiendas que desaparecen".

Y es que a solo unos metros otro comercio también está en liquidación, cierres que se suman a pérdidas como la registrada hace unos meses con el incendio de la centenaria La Moda Ideal o la anterior despedida de la paquetería Rodiño. Con todo, ningún establecimiento tan antiguo como la Ferretería Varela, que inició su andadura en el año 1875.

Ocupaba entonces "un local en el solar del Edificio Olmedo", explica Rafael Varela, "y posteriormente, en el año 1898, se trasladó al bajo en el que actualmente está Burger King, en la esquina de la plaza".

Imágenes captadas por Pintos en el año 1910 ya reflejan la existencia de la ferretería en ese emplazamiento. De hecho todo ese edificio de estilo ecléctico que ocupan la cadena de comida rápida y el Casino Mercantil fue levantado por el fundador del negocio familiar, Saturnino Varela tras el derribo del antiguo hospital, cuya parcela compró al Concello en una subasta.

Saturnino Varela era un emprendedor nacido en León que se trasladó a Pontevedra, donde fundó una familia y tuvo un papel destacado en iniciativas como la Cámara de Comercio local. Su ferretería y él mismo llegaron a ser tan populares que los cronistas de la época cuentan que la plaza era conocida informalmente como "plaza de Saturnino".

En décadas siguientes la ferretería se repartiría entre este edificio en el número 14 de la plaza de Curros Enríquez y otra sede situada a unos metros, en la calle Don Gonzalo, que inicialmente servía de almacén y a donde acabaría trasladándose definitivamente el negocio en el año 1989.

En más de 140 años de andadura cuatro generaciones de la familia Varela se han situado al frente de la ferretería. Cuando el hijo del fundador, Rafael Varela Feijóo, pasó a encabezar el negocio familiar éste empezó a llamarse "Hijo de Saturnino Varela". En aquel momento el comercio contaba con el teléfono número 19 de la ciudad, como reflejan las facturas que atesoran varios coleccionistas.

También el género que vende el establecimiento ha ido cambiando. "Siempre fue ferretería y bazar", explica el actual propietario, "solo que posteriormente fueron apareciendo en el mercado otros materiales como el plástico".

Lo que no cambia es el trato cercano ni el cariño de los pontevedreses, que lamentan la noticia del cierre y también la suerte incierta del pequeño comercio local. Las administraciones "deberían apoyar más a los establecimientos de proximidad", indican pequeños empresarios y clientes, que cada vez echan más de menos el contacto directo con el propietario, la personalidad y el encanto de un patrimonio comercial que desaparece.

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