Vecinos de Tilve en la parroquia de Cerponzóns, se han planteado el objetivo de lograr la recuperación y rehabilitación del viejo Puente Malvar, un viaducto del siglo XVIII mandado construir por el arzobispo Sebastián Malvar y Pinto (de ahí su denominación) y que se encuentra deteriorado y con numerosos desperfectos. Juan José Esperón, uno de los promotores de esta idea, señala que el puente, sobre el río Rons, aún es utilizado por los vecinos de la zona, si bien hace años que dejó de ser utilizado por el tráfico en general al desviarse el trazado de la N-550.

Su estado es "lamentable", con barandillas rotas, algunas de sus piezas en mal estado y otros desperfectos que "dificultan en buena medida el paso de la gente".

El valor del puente va mucho más allá que el meramente sentimental para los vecinos de la parroquia, que destacan también su importancia patrimonial y arquitectónica ya que el viaducto formaba parte del Camiño Real que también puso en marcha el Arzobispo Malvar.

Según los vecinos la estructura se levantó en torno al año 1797 y uno de los principales problemas actuales es su uso como "soporte" de canalizaciones y tendidos eléctricos y telefónicos que afean de forma notable el puente, que pese a su historia, no forma parte del catálogo de bienes a conservar. De hecho, muchas de las piezas metálicas que soportan las canalizaciones están oxidadas o desprendidas, presenta unos antiestéticos quitamiedos y medio oculto por la maleza. Recientemente el Gobierno central expresó su intención de pedir a las empresas instaladoras una mejora de esas conducciones eléctricas y telefónicas.

Los vecinos realizan gestiones desde hace tiempo para que el Concello asuma su titularidad, ahora estatal, y se haga cargo de su recuperación. Incluso han creado una cuenta en Facebook denominada "Pola recuperación da Ponte Malvar e o Camiño Real" con el fin de recabar apoyos en su objetivo.

Insisten en que este viaducto fue el primero que se construyó por orden del citado arzobispo, y diseñado por el arquitecto José Pérez Machado en colaboración con Melchor Ricoy y servía de acceso a los dieciocho molinos construidos en su día a lo largo del río, ahora abandonados pero aún recuperables, según los afectados.