La Guardia Civil ha abierto una investigación para esclarecer las causas y demás circunstancias que rodean al desplome de la vivienda que se vino abajo el pasado viernes en San Xurxo de Sacos (Cotobade), y provocó la muerte de un hombre y lesiones en un tobillo a otro. Todo apunta a que el suceso ocurrió en un momento en el que el propietario realizaba obras de restauración en la vivienda, para las que no disponía de licencia, según el alcalde del municipio, Jorge Cubela.

Los agentes de seguridad del departamento científico se acercaron en la mañana de ayer a la casa situada en el borde de la N-541, a la altura del kilómetro 75, para tomar fotografías y muestras en la zona, con el objeto de esclarecer las circunstancias bajo las que se produjo el derrumbe que acabó con la vida de José Figueiredo. A pesar de que los dos carriles de la carretera se encontraban despejados de escombros, la gravedad del suceso aun era palpable y fueron muchos los curiosos que aun se acercaron a observar los restos de la casa, incluidos los que aprovechaban para realizar fotos.

Dentro de la investigación, los agentes procedieron a abrir los dos coches que se encuentran todavía entre los escombros. Se trata de un Volkswagen negro, propiedad del fallecido, y un Renault plateado. Desde un principio se especuló con que este segundo coche fuese propiedad de la madre de Figueiredo, aunque, según se pudo averiguar, pertenece al obrero que estaba acompañando al propietario de la casa y que pudo salir de entre los escombros resultando herido.

Del coche de Figueiredo, la Guardia Civil lograron rescatar una silla infantil, que recuerda que José deja una esposa y una hija de un año de edad. Ambos vehículos continúan bajo los escombros ya que la zona está acordonada.

Antiguo salón de baile

Los vecinos coinciden en señalar el mal estado de la vivienda y su "fragilidad", que era muy antigua. En su día perteneció a un cotobadés, que se casó en segundas nupcias con la madre de Figueiredo, y que tras fallecer, hace unos 20 años, se la habría dejado en herencia. La casa contigua, construida totalmente de piedra, también pertenecía al mismo propietario, aunque fue legada por los hijos del primer matrimonio del padrastro de Figueiredo. Esta otra vivienda se encuentra abandonada y, al parecer, no presenta daño alguno tras el desplome.

La vivienda afectada albergó en su momento un salón de baile, llamado "O Bolero". "El bajo de la vivienda de piedra era el bar, y la parte delantera de la que se cayó era la sala donde se bailaba y se hacían las fiestas", recuerda Manuel Gómez, vecino de la zona. Fue uno de los que se acercó ayer a la zona porque conocía a Figueiredo. "Había estado con él hace nada", reconocía. Como el fallecido, Gómez también había sido albañil, por eso se indignó al ver los escombros. "El muro delantero estaba hecho con un ladrillo de apenas 6 centímetros de ancho, sin pilares cada tres metros, como debería ser, pero así es como se hacían las cosas antes. Era demasiado frágil para el largo que tenía", sentenciaba el vecino.

A pesar de que Figueiredo era de origen portugués, se había criado en Cotobade. Los vecinos lo describen como una persona muy alegre, que hablaba con todo el mundo y, sobre todo, que era muy familiar y muy trabajador. "Cuando surgió el rumor, muchos de los vecinos que están fuera llamaban cada dos por tres para preguntar", comenta Héctor Fontenla, del bar "O Lar de Conchi", con quien "no se perdía ningún partido del Real Madrid", de quien era seguidor el fallecido. También reconocían que lo echarían de menos los jugadores de subastado que compartían los naipes con él.