Todo proceso de ruptura o separación tiene un coste emocional importante, pero este puede ser mayor todavía debido al duro proceso judicial que tienen que superar los matrimonios y parejas cuando las condiciones de separación no se establecen de mutuo acuerdo y es necesario que las dicte un juez. Desde ayer, los pontevedreses cuentan con un servicio que asesora a aquellas personas que se encuentren inmersas en un conflicto de este tipo, para que puedan llegar a resolverlo de mutuo acuerdo y sin tener que sufrir un largo y farragoso proceso judicial.

El servicio de mediación familiar intrajudicial de Pontevedra comienza a funcionar gracias a un convenio suscrito entre el Poder Judicial, la Fiscalía, el Colegio de Abogados de Pontevedra y la Universidad de Vigo. Estas dos últimas instituciones son las encargadas de designar a los dos profesionales, una letrada y una psicóloga, que ejercerán como mediadores entre las personas en conflicto. La responsable de coordinar este servicio por parte de la Universidad es la decana de Ciencias de la Educación del Deporte, Francisca Fariña, quien en declaraciones al diario de la Universidad de Vigo señala que uno de los objetivos de este proceso de mediación es intentar dejar en un segundo plano "factores emocionales" e intentar "encaminar" a las personas en conflicto "hacia la racionalidad y alcanzar un acuerdo". "La idea es ayudarlos a que sean ellos los que busquen una solución a su problema, porque son ellos mejor que nadie quienes saben lo que es mejor para su familia", destaca la decana de Ciencias de la Educación.

Según explica Fariña, está previsto que este servicio atienda principalmente "asuntos relacionados con la guarda y custodia y con el tiempo de estancia de los menores" con cada uno de los progenitores, si bien cabe en la mediación "cualquier cuestión incluida en el convenio regulador" que rige las relaciones entre los miembros de la pareja ya disuelta. A partir de ahí, y durante el plazo de un mes, las mediadoras "comienzan a trabajar con las personas que tienen un conflicto" con la idea de "intentar encaminar los factores emocionales hacia la racionalidad y llegar a un acuerdo del que luego se da traslado a los abogados". Se trata de resolver el asunto con mayor agilidad y evitar también las consecuencias económicas y psicológicas que puede implicar un proceso de separación cuando este llega a los tribunales y es la rigidez de las estructuras legales la que impone las normas por las que se va a regir la relación entre los miembros de la pareja y el resto de la familia. En definitiva, huir del "estrés tóxico" que provocan estos procesos judiciales y que en muchas ocasiones "puede también contagiarse en los menores", señala la decana. Fariña hace hincapié, precisamente, en el valor que tiene el hecho de que, "las cuestiones de familia queden en la privacidad y no se discutan en un ámbito público como es un tribunal, algo que es muy importante, principalmente cuando hay menores de por medio". Acuerdos de este tipo permiten fomentar "una relación de coparentalidad positiva y prevenir posibles problemas emocionales en los niños".

Fariña también coordina el servicio de mediación intrafamiliar que ya funciona desde hace dos años en Vigo y que, explica, "en estos momentos está alcanzando un importante nivel de aceptación y de acuerdos". Destaca "el alto grado de satisfacción que trasladan los usuarios, independientemente de si se llega o no a un acuerdo". Incluso hay casos en los que el acuerdo no se alcanza pero sí ayuda a que las partes pacten cuando se llega a sala. Además, se trata de un servicio voluntario y gratuito.