Sanxenxo está de luto por el fallecimiento de Ramón Somoza Castro aunque para todos los vecinos de la villa él era, simplemente, don Ramón, el cura párroco de la localidad y artífice del Nuevo Templo a cuya construcción dedicó buena parte de su vida.

Don Ramón falleció en la madrugada de ayer a menos de un mes de cumplir los 96 años de edad el próximo 16 de junio. Se apagó su vida en el apartamento en el que residió durante décadas en Sanxenxo, una localidad a la que llegó en 1955 cuando apenas se atisbaba el potencial turístico de este municipio. Don Ramón tuvo algo de visionario, dado que a la hora de construir el Nuevo Templo insistió en que los primeros proyectos que le presentaron eran muy pequeños. Rechazó el primero de los planos, que recogía una capacidad para 400 feligreses y también lo hizo con el segundo, que la ampliaba a 600. "Él sabía que el pueblo iba a crecer y que necesitaría una iglesia grande", explica el actual párroco, Samuel García. El resultado fue un templo que es toda una joya arquitectónica, con capacidad para casi mil personas, y acorde con lo que hoy en día es Sanxenxo, una villa que en verano multiplica de manera sorprendente su población con el turismo.

Don Ramón nació en Campo Lameiro, en el apartado lugar de Muimenta, y tras realizar sus estudios en Santiago de Compostela también padeció la guerra civil. El conflicto bélico lo sorprendió como capellán de uno de los batallones que participaban en la contienda. Finalizada la guerra, se ordenó sacerdote el 15 de junio de 1947 en una ceremonia que se ofició en el santuario de la Peregrina de Pontevedra.

Su primer destino fue la parroquia de Cordeiro, en Valga, y posteriormente también sirvió en Loureiro, en una zona de montaña. Luego encontró su sitio al borde del mar, en Sanxenxo, a donde llegó en 1955. Fue cura párroco de la localidad desde entonces y hasta 2012, según explica don Samuel, su sustituto. Durante este tiempo impulsó el proyecto al que dedicó gran parte de su vida, la construcción del Nuevo Templo que se prolongó décadas. Según sus allegados, invirtió buena parte de una herencia en sufragar los costes de construir esta iglesia. "Cuando decía el tamaño de la iglesia que quería construir todo el mundo le decía que estaba loco, nadie se creía que esto iba a crecer todo lo que luego creció, pero lo hizo", cuenta don Samuel. Invirtió en la construcción de la Iglesia no solo su trabajo y empeño personal, sino también empleo su propio patrimonio e incluso parte de sus retribuciones como cura. Realizó, incansable, múltiples colectas. "La construcción del Nuevo Templo fue su vida", dice Don Samuel, quien describe también a Don Ramón como "un ejemplo maravilloso de sencillez y sobriedad". "Pese a que podía disponer de él, nunca requirió el servicio de nadie para las labores domésticas", añade. Don Ramón tenía también una gran capacidad de memoria, era un amante de la historia y destacaba en él su "generosidad" y que era "un buen predicador". Quizá esta cualidad fue la que llevó a ser Misionero Diocesano con las misiones del Cardenal Quiroga. En dos ocasiones acudió a estas misiones, así como a la Gran Misión de Buenos Aires.

Entierro en el templo

Don Ramón descansará ahora en el templo al que dedicó toda su vida, no solo a su construcción sino también a su ornamentación con piezas de bronce y obras de arte destacadas. Su dedicación a la construcción del Nuevo Templo y el buen hacer con los vecinos de Sanxenxo le valió que estos solicitasen al Arzobispado de Santiago la posibilidad de que la tumba de este sacerdote pudiera estar ubicada en el interior de este recinto sagrado. No es algo común, sino más bien excepcional, pero el Arzobispo concedió a don Ramón esta gracia. Mañana descansará al fin en una cripta habilitada al efecto en la nave del Baptisterio del Nuevo Templo, en el corazón de su amado Sanxenxo y bajo una lápida de piedra traída desde su Campo Lameiro natal.

Ayer numerosas personas ya acudieron a despedir a don Ramón en el Nuevo Templo, en donde se celebró una misa velatorio. El que fuera párroco de Sanxenxo será enterrado hoy a las doce del mediodía, en un acto en el que está prevista la asistencia del propio arzobispo de Santiago, Julián Barrio.