Solo 24 horas después de que un vilagarciano se quejase de que la Policía Local de Poio le multó por girar más de 45 grados la cabeza mientras conducía, ha aparecido un segundo caso. Se trata de una vecina de Vigo, si bien su marido, Francisco Javier Carpintero Solaverrieta afirmó que era él quien conducía en ese momento.

Como en el caso del vilagarciano Javier Raposo Mejuto, la sanción que ha recibido el matrimonio vigués es de 100 euros (que quedarían en 50 por pronto pago) y no conlleva la pérdida de puntos del carné de conducir. En ambos casos se trata de infracciones con la consideración de "leve", y fueron instruidas por el mismo policía.

La denuncia del matrimonio vigués coincide en la fecha y la calle con la del arousano (el 18 de abril, Viernes Santo, en el kilómetro 1,5 de la avenida Encoirados), y se registra 20 minutos antes que la del arousano. Pero a diferencia de éste, la pareja de Vigo ya ha anunciado su intención de recurrir la sanción, al considerarla "un atropello que no se puede dejar pasar".

El caso de Javier Raposo Mejuto, el vilagarciano que fue multado por supuestamente "conducir sin prestar la debida atención permanente a la conducción y girar más de 45 grados el cuello perdiendo la visión sobre la vía" ha generado una enorme polémica. Las redes sociales se han llenado de mensajes de apoyo al arousano y contrarios a la sanción, y el experto en seguridad vial vilagarciano Manuel Portas, que es vicepresidente de la Federación Galega de Autoescolas, manifestó que la redacción de la multa "es absurda". El alcalde de Poio, por su parte, avanzó que hay más sanciones del mismo calibre.

Le pareció una broma

Al vigués Francisco Javier Carpintero no le hizo ninguna gracia la multa, que aparecía a nombre de su mujer, titular del coche denunciado. Apunta, sin embargo, que era él quien conducía. "Fuimos a ver a unos amigos a Poio y cuando nos llegó la notificación pensé que sería una multa de velocidad. Cuando vi lo que era me pareció una broma". El vigués, que trabaja en una compañía aseguradora, se pregunta "¿cómo puede un agente desde la calle medir los grados de giro del cuello de un conductor?". Además, apunta que "es normal girar algo la cabeza mientras conduces, porque hay que mirar los espejos, si viene alguien por un cruce".

Francisco Javier Carpintero afirma que esta situación "es vergonzosa", y añade que "si coincide que varios conductores giran la cabeza en un mismo punto, no sé si 45, 38 o 25 grados, será por algún motivo. A lo mejor hay algún cruce, o alguna circunstancia del tráfico que obliga a ello. Esto suponiendo la veracidad de la denuncia, cosa que empiezo a dudar".

Es más, el vigués sospecha que el punto kilométrico donde se produjeron las denuncias coincide con un cruce con la carretera general (la PO-308, que une Pontevedra y Poio con Sanxenxo), en el que es "obligatorio mirar a la izquierda para ver si viene alguien antes de incorporarte. De ser así esto sería de denuncia, pero no en el diario, sino en el juzgado".

Francisco Javier Carpintero añade que "en todo caso esto no parece otra cosa que un abuso injustificable por parte de un agente emboscado en la carretera, denunciando sin ningún criterio y con el único objetivo de recaudar un dinero que nos cuesta mucho trabajo ganar a los ciudadanos para, entre otras cosas, pagarle el sueldo a él y a sus jefes".

Los ángulos muertos

Manuel Portas, que es experto en seguridad vial y vicepresidente de la Federación Galega de Autoescolas tampoco daba crédito a la noticia de la multa, avanzada ayer por FARO. Es más, el profesor vilagarciano sostiene que el reglamento de circulación sí recomienda girar la cabeza 45 grados para evitar los ángulos muertos.

"Con independencia de los espejos retrovisores cuando un vehículo está a punto de rebasarnos hay un ángulo muerto, y lo que se recomienda es girar la cabeza 45 grados para evitarlo", declaró. "Es una multa recurrible, y seguro que se puede ganar el recurso". "La ley dice que cuando conducimos nos tenemos que asegurar de la maniobra antes de hacerla. ¿Qué hacemos entonces antes de cambiar de carril?", se pregunta.

Para el profesor de autoescuela vilagarciano la alusión en las sanciones al ángulo de giro de la cabeza, calculado desde la calle "sería como calcular a ojo la alcoholemia, sin utilizar el alcoholímetro, o denunciar a alguien por exceso de velocidad sin usar un radar".

Javier Raposo, por su parte, insistió ayer en que no recurrirá la multa pese a la avalancha de apoyos recibidos. "Mi trabajo de vendedor no me deja tiempo para andar con papeleos". Eso sí, se muestra satisfecho de la repercusión que obtuvo su denuncia hecha en FARO. "Mi objetivo era precisamente ese, que los ciudadanos sepan lo que pasa en Poio".

El vilagarciano viajaba ese día en compañía de su mujer y dos hijos, y habían pasado la tarde visitando el casco antiguo de Combarro.