El rechazo vecinal a la futura circunvalación y la autovía A-57 comienza a cobrar fuerza. El movimiento de oposición que nació en Marcón agrupado en la plataforma Salvemos A Fracha, ya cuenta con el respaldo de vecinos y comunidades de montes de otra decena de parroquias, todas ellas afectadas, en mayor o menos grado, por este proyecto si se ejecuta en su totalidad tal y como está diseñado por el Ministerio de Fomento.

El tramo a punto de se licitado, entre Vilaboa y A Ermida, atraviesa las parroquias de Tomeza y Marcón, cuyas comunidades de montes ya han cuestionado el trazado por los posibles perjuicios en las traídas de agua, las viviendas y otras factores. Pero si esta autovía continúa hacia el norte, afectará a parroquias como Mourente, Bora, Santa María y San Andrés de Xeve. Comuneros de estas áreas también han mostrado su apoyo a "Salvemos a Fracha", junto con otros no directamente afectados pero también solidarios con Marcón. Tal es el caso de Lérez, Lourizán y Salcedo. Pontesampaio, por su parte, ya se movilizó hace tiempo cuando se diseñaron tanto la A-57 como la A-59, el ramal previsto de unión a Vigo. Se quejaban de la ejecución de dos autovías paralelas por la misma parroquia. Aunque ninguno de esos dos trazados se encuentra activo en la actualidad, estos comuneros también se unen a Marcón.

Esta movilización social se ha puesto de manifiesto con la instalación de una sucesión de cruces contra la A-57 junto a la casa parroquial de Marcón y coincide con las alegaciones que el Concello aprueba hoy en pleno. Aunque no se solicita la anulación del proyecto, como piden los vecinos, sí se aconseja ampliar todo lo posible el trazado en túnel, en lugar de las profundas trincheras previstas, para minimizar los daños en las estribaciones de A Fracha.