La peatonalización de la ciudad eliminó del centro urbano el 60% de su tráfico en los últimos 20 años

En el año 1996 eran unos 75.000 los vehículos que accedían a diario al recinto central, pero ahora son apenas 27.000 - El fenómeno se repite, aunque con menor intensidad, en la periferia, donde el descenso ronda el 20%

NICOLÁS DAVILA | PONTEVEDRA

Las peatonalizaciones realizadas de forma sistemática en el centro urbano en las dos últimas décadas (desde que en 1995 se cerró parte del entorno de la Peregrina) han provocado un descenso absoluto de la contaminación y la emisión de gases de efecto invernadero (CO2) en el centro urbano. Se estima que en la actualidad se emiten dos tercios menos que entonces. La razón es la drástica caída en el número de coches que circulan por el recinto central, un fenómeno que redunda en mejorar la calidad de vida, pero también incide negativamente en el flujo de personas hacia el centro.

La empresa Pettra, que realizó en último estudio de tráfico de la ciudad, ha elaborado un informe sobre el ahorro energético que la política peatonal del Concello ha supuesto en estos años, para su debate en el décimo European Urban and Regional Planning Awards que se celebra la próxima semana en Bruselas con la presencia de Pontevedra. Este informe, junto con datos propios elaborados por el gobierno local revelan que entre 1996 y la actualidad el centro urbano ha perdido el 60% de los coches que entonces entraban en el recinto delimitado básicamente por Beiramar, Casimiro Gómez, Eduardo Pondal, plaza de Galicia, Reina Victoria, Alameda y Echegaray, el ámbito donde se concentraron las peatonalizaciones. Los 75.000 vehículos que entonces accedían a ese espacio se han reducido ahora apenas 27.000, lo que se traduce en un 65% de ahorro de combustible y en el citado descenso de la emisión de CO2.

400 toneladas diarias

El estudio de Pettra que el lunes se expondrá en Bruselas detalla que con las peatonalizaciones de los últimos años "se ha logrado rebajar el consumo de combustibles fósiles en torno a las 400 toneladas diarias, un 65% de lo que se gastaba con anterioridad. Este consumo -añade- fue sustituido por la energía más natural que existe: la capacidad humana de moverse sin máquinas propulsadas por motores".

La documentación no hace referencia alguna a las repercusiones (positivas o negativas) que este fenómeno pudo tener en la actividad comercial o económica, pero sí insiste en que "un menor consumo de combustibles equivale a menor emisión de gases con efecto invernadero, menor contaminación del aire y acústica, menor índice de violencia vial y mayor calidad de vida para las personas".

Ya con datos más concretos, Pettra asegura que el tiempo medio de desplazamientos para entrar en la ciudad pasó de 36 a 17 minutos entre 1997 y la actualidad, mientras que ese tiempo se redujo de 18 a 7 minutos en los desplazamientos internos. Con estas cifras, esta consultora destaca "la importante reducción de las entradas en el centro urbano de los vehículos procedentes del exterior, que circulaban sobre todo en expectativa de aparcamiento. Hoy se desplazan -agrega- por vías circulares (que entonces ya existían) y se dirigen con más facilidad a su destino, o estacionan en los aparcamientos gratuitos y sus ocupantes se desplazan a pie".

También hace referencia al "gran descenso (65%) de los desplazamientos internos a motor" y a la "reducción del tiempo que los vehículos tardan en alcanzar su destino, objetivo que consiguen en la mitad del tiempo que empleaban 14 años antes".

Periferia

Este informe de Pettra se complementa con un análisis propio del Concello, en uno de cuyos capítulos analiza no tanto la circulación en el centro urbano sino la que se registra en la periferia y en los accesos por los puentes de los Tirantes, A Barca, O Burgo y Santiago y por Loureiro Crespo, Eduardo Pondal, avenida de Vigo, Rosalía de Castro y Avenida de Marín. Los casi 100.000 vehículos de hace dos décadas son ahora poco más de 80.000, lo que supone un descenso en torno al 20%, si bien añade que "el tráfico general alrededor de la ciudad aumentó más de un 50%", en especial en viales que sirven como circunvalación, sobre todo el puente de la AP-9, que pasó de 16.200 usuarios diarios en 1995 a más de 40.000 en la actualidad.

El Concello considera que "la disminución del tráfico motorizado de entrada en la ciudad se debe fundamentalmente a la supresión del tráfico de paso. Las calles de la ciudad, sobre todo las más céntricas, dejaron de ser utilizadas como una continuación de las carreteras de entrada/salida del casco urbano, buscando otras alternativas". La mitad de esos coches utilizarían el tramo libre de peaje de la autopista y la otra mitad, "aunque sin dados suficientes para asegurarlo habría sido absorbida por los incrementos de tráfico en Conde de Bugallal, Juan Carlos I, la carretera O Pino-Bora, la PO-10 y la PO-11, la conexión de Alba, Domingo Fontán y demás viario periférico de la ciudad".

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