La futura circunvalación de Pontevedra, cuyo tramo inicial de 6,5 kilómetros unirá Vilaboa con A Ermida, en Marcón, absorberá cada día una media de 40.900 vehículos, de los que 5.600 serán camiones. Este volumen de tráfico es exactamente igual que el que registra en la actualidad el puente de la AP-9 sobre la ría, un tramo gratuito y libre de peaje entre el nudo de O Pino y el de Bomberos, que es por el momento la única ronda de alta capacidad de la que dispone la ciudad. El Estudio de Impacto Ambiental que acaba de exponer al público el Ministerio de Fomento, que incluye en su prolija documentación un amplio estudio de tráfico de este tramo, supone el último paso antes de tener vía libre para la licitación de las obras, prevista inicialmente para este año con un presupuesto de casi 90 millones de euros. Las expropiaciones comenzaron en octubre pasado y se calcula que a partir de ahora comenzará su pago efectivo.

Esta futura autovía, que es el tramo más avanzado del proyecto de la A-57 entre el entorno de Vigo, al Sur, y el nudo de Curro, en Barro, al Norte, está diseñada con dos carriles en cada sentido y con una capacidad máxima en su vida útil de 23,3 millones de vehículos cada año (de los que 3,2 millones serían pesados), lo que supone una intensidad media diaria de casi 64.000 coches en los dos sentidos. Este volumen se calcula para el horizonte de los primeros 20 años de funcionamiento, que podría situarse en 2038 aproximadamente. No obstante, todo apunta a que no se llegará a esas cotas de circulación, toda vez que no hay en la actualidad ninguna vía en la comarca que se acerque a esas cifras.

Proceso "muy dilatado"

El estudio de impacto ambiental está fechado en febrero de 2014 y aunque tendría que estar elaborado hace meses, la nueva legislación al respecto ha obligado a su actualización y adaptación. De hecho, el propio documento (que se puede consultar en los concellos de Pontevedra y Vilaboa y en la Demarcación de Carreteras durante los próximos 30 días hábiles) admite la "larga tramitación administrativa y medioambiental, muy dilatada en el tiempo, de tal modo que el trazado de la autovía se tramitó bajo una legislación que ha sido objeto de derogación por la ley de Evaluación Ambiental de diciembre de 2013".

El trazado en marcha, entre Vilaboa y A Ermida, es el "más maduro y prioritario", asegura Fomento. De hecho, su proyecto constructivo, con trazado y presupuestos definitivos, está aprobado desde hace casi un año, en 9 de abril de 2013. Consta de 6,4 kilómetros y alcanza un presupuesto de licitación de 84.750.000 euros. Este primer sector de la circunvalación contará únicamente con dos enlaces, al principio y al final del tramo. Comenzará en A Ermida, con una nueva rotonda en la carretera de Ponte Caldelas y un enlace "mediante la tipología de diamante con glorieta única". El otro enlace permitirá unir la circunvalación con la N-550 en Figueirido y obliga a crear un ramal de dos carriles entre ambos viales de 1,8 kilómetros, si bien este ramal no forma parte del estudio ambiental conocido ayer. Incluye una gran rotonda en la A-57 y se remodelará el enlace de conexión con la AP-9 en el área de peaje de Vilaboa, con varias rotondas a ambos lados de la N-550. Lo que no refleja es conexión directa alguna con el polígono industrial de O Campiño, pese a que discurre a escasos metros del recinto. Eso sí, se apunta que la circunvalación mejorará el servicio viario a este parque empresarial.

La velocidad media que se calcula para todo el tramo es de 100 kilómetros por hora y se detalla que no será necesario habilitar "lechos de frenado", especialmente para vehículos pesados ya que la pendiente máxima no superará en ningún caso el 5%. Tampoco se prevén, de entrada, carriles adicionales para ampliar la capacidad de la futura autovía.