Presuntas irregularidades en el uso de una subvención concedida por el Ministerio de Industria para innovación en el proceso de construcción de megayates y gestionada por la anterior dirección del astillero amenaza la nueva etapa de recuperación y consolidación en el mercado de las reparaciones de buques de Factoría Naval, a cuyas gradas llegarán en los próximos días nuevos encargos.

El actual equipo directivo se desvincula de unas presuntas irregularidades "conocidas" y cuyas consecuencias están siendo afrontadas por la empresa "que ha mantenido puntualmente informado al comité de seguimiento del plan de viabilidad" que tiene en marcha para reflotar la compañía tras el proceso concursal de 2010 que la situó al borde de la quiebra. Desde Factoría Naval se explicaba ayer que la inspección fiscal a la que se sometió el astillero sobre el impuesto de sociedades de 2008, relativas a la documentación de soporte de las subvenciones que están en entredicho, había detectado ciertas irregularidades que le llevaron a un pactar un acuerdo para saldar cuentas con la Agencia Tributaria, lo que ya se hizo a finales del 2013. Además, añadía, Factoría está en comunicación con el Ministerio de Industria para buscar una salida pactada en relación a la supuesta mala gestión de la subvención cuestionada.

Las presuntas irregularidades que están bajo el foco de la justicia y la Abogacía del Estado tienen nombre y apellido, "proceden de una época anterior en que la compañía era gestionada por Pablo Comesaña como consejero delegado y Óscar Iglesias, como director general", apuntaban ayer desde Factoría Naval, dejando claro que "ambos directivos fueron despedidos por la crisis financiera en la compañía y se presentaron varias querellas contra Pablo Comesaña".