Los vecinos de Placeres se basaban en la ley -que prohíbe los pasos a nivel en núcleos de población-, para oponerse a la obra. Aún así, el 23 de abril de 2001 se iniciaban los trabajos del ramal ferroviario, protegidos por los antidisturbios de la Policía y una empresa de seguridad. Aquella jornada, y las sucesivas, concluyeron con decenas de vecinos atendidos en Urgencias e incluso ingresados en el hospital, por las agresiones sufridas en las cargas policiales. Defendían la plaza de su pueblo y se oponían a una obra que posteriormente el Supremo declararía ilegal.

En la legítima defensa de esta plaza resultaron heridos en aquellos días, entre otros, Consuelo Veiga, de 67 años de edad en aquel momento, que en una carga policial sufrió un traumatismo craneoencefálico y cervical, Rosa Bermúdez, de 64 años, también con policontusiones, o el menor I.V.S., de 15 años, que fue atendido por el duro impacto de una porra. Muchas voces, entre ellas la del Nobel portugués ya fallecido José Saramago, advirtieron entonces de que el uso de la fuerza no lleva ningún proyecto a buen fin.

Pese a todo, la obra se hizo y hoy está pendiente de una costosa reforma.