Aunque marzo esté "mayeando" y seguramente mayo "marceará" para fastidiar, no es menos cierto que están a punto los furanchos, esa especial manera de hacer hostelería que viene a ser un atractivo turístico más capaz de arrastrar al rural a muchas personas de aquí o visitantes que buscan la mejor oferta de una buena cena a base de productos, en teoría, propios de los furancheiros. Uno no va a decir que no le gusta ir de vez en cuando a los furanchos con amigos para disfrutar de una buena tarde-noche de manduca y he de decir que me alegro de que se pueda seguir yendo a los locales que abren para vender cosecha propia de vino acompañada de "talladas", en teoría también de la casa, que ofrecen en tan rústicos como atractivos establecimientos. Me complace, no obstante, el compromiso de los furancheiros de mantenerse en la legalidad para dar un servicio especial sin perjudicar a los hosteleros a los que les caen inspecciones y exigencias de todo tipo y hagan con ellos una competencia leal ofreciendo calidad y limpieza.

Timo