La mayor parte de las comunidades de montes del municipio y decenas de propietarios particulares están obligados, en función de la última ley de montes, a cometer tareas de limpieza de sus terrenos y gestión de la biomasa en todos los puntos afectados por grandes tendidos eléctricos. Esta orden, que debe estar cumplida antes del 30 de junio, forma parte de las exigencias legales y empresas como Unión Fenosa ya ha puesto en marcha el proceso para llevar a cabo esas tareas si los dueños de las fincas desoyen el mandato, una desobediencia que puede acarrear multas.

La empresa eléctrica ya ha hecho público un listado de seis grandes líneas eléctricas que atraviesan de Norte a Sur todo el municipio. Entre ellas figuran varias que parten de Mourente y llegan hasta San Mauro, Alba, Bora y Salcedo, tras atravesar Campañó y Lérez, entre otras parroquias, así como las marismas del Alba, pero también aparece otra que nace en Lourizán y llega hasta Marcón tras pasar por Salcedo y Tomeza y una más que incluso cruza la ría desde Poio hasta Mollabao y Lourizán. El listado de tendidos se acompaña de un escrito, que ya tiene expuesto el Concello, donde se advierte de que en caso de que los propietarios no ejecuten las tareas asignadas, las acometerá la propia empresa.

Además, se recuerda que se trata de eliminar maleza y biomasa en general en una franja mínima de cinco metros a cada lado de las líneas eléctricas, todo ello como medidas de prevención y defensa contra los incendios forestales. De hecho, estas franjas no solo sirven para albergar los postes y cables de la luz, sino que se aprovechan como cortafuegos.

La ley de montes en la que se basa Fenosa para dictar estas normas detalla que "en el supuesto incumplimiento, la consellería podría notificar a las personas responsables su obligación de gestión de la biomasa, advirtiéndoles de la posibilidad de ejecución subsidiaria en caso de incumplimiento, sin perjuicio del procedimiento sancionador que corresponda y de la aplicación de multas coercitivas en su caso".

Además, se incluye un listado de especies de árboles que deben desaparecer obligatoriamente de esas franjas, entre las que figuran varias variedades de pino, incluido el gallego, la mimosa y la acacia, el eucalipto, el brezo, el tojo, el helecho y la zarza. Todo ello bajo el argumento de prevenir incendios forestales, una lacra que el pasado año 2013 arrasó casi cuatro mil hectáreas (3.000 de ellas arboladas) en la provincia de Pontevedra, con un total de 922 incendios, según los últimos datos del Ministerio de Medio Ambiente. Esta superficie afectada es la más alta de los últimos seis años. En 2008 fueron 578 hectáreas en la provincia, que se duplicó a 1.177 al año siguiente y volvió a aumentar en 2010 con 1.288. En 2011 se superaron las 3.300 hectáreas y doce meses después la cifra llegó a 1.471.