Tal día como hoy de 1914 los pontevedreses conocían la muerte de uno de sus más ilustres vecinos, Celso García De la Riega, uno de los pocos que fue merecedor de que en vida se lo homenajease dedicándole una plaza. Fue en ella, en concreto en la vivienda situada en la esquina de las calles Puente y Maceda, donde residió gran parte de su vida el literato, político, historiador y dibujante.

Un siglo después FARO publica por primera vez la imagen de la lápida mortuoria y de la cripta, situada en la parte más antigua del cementerio de San Mauro, en donde reposan sus cenizas.

La lápida mortuoria ha sido durante años una gran desconocida, incluso para los investigadores que ahondaron en la biografía del historiador. No así el gran pesar que supuso la desaparición del investigador y político cuyo entierro fue multitudinario y al que asistieron relevantes políticos, representantes de instituciones, asociaciones gremiales, entidades, sociedades culturales...

La práctica totalidad de los periódicos de la época dio testimonio del duelo ciudadano por la desaparición del que de hecho había sido un habitual de los diarios: publicó en Correspondencia Gallega, Revista Gallega, Ilustración Gallega y Asturiana, Galicia Moderna, La Voz del Pueblo...

Tres semanas antes de la muerte a los 69 años de De la Riega había sido editada por primera vez la obra Colón Español. Su origen y patria, el libro en el que expone los argumentos que sustentan su teoría del origen gallego del navegante.

Estas investigaciones las había dado a conocer por primera vez el 20 de diciembre de 1898 en una conferencia en la Sociedad Geográfica de Madrid, un momento histórico en el que por primera vez se ponía en cuestión la extendida creencia de que el almirante había nacido en Génova.

Antes de que De la Riega iniciase su conferencia el público consideraba la teoría, más que novedosa o rara, sencillamente quijotesca, pero tras la documentada exposición de De la Riega todo cambió.

Este episodio lo documentó el rector de la entonces Universidad Central, José Rodríguez Carracido, que asistió a la charla. En una carta escrita dos años después cuenta que "antes de empezarla (la conferencia) el auditorio se burlaba del tema creyéndolo extravagancia de un alucinado, pero la impresión fue tan grande que al finalizar aun los más incrédulos dijeron, este asunto hay que examinarlo despacio".

Un año antes de la conferencia en Madrid De la Riega había presentado otra obra clave, La Gallega, en la que prueba que la nao Santa María, la capitana del primer viaje de Colón, se construyó en Galicia, más concretamente en los astilleros de Pontevedra.

Esta faceta como historiador eclipsó otras, como la de artista (en el Museo Provincial figuran una veintena de obras, a las que él llama "conjeturas", en las que recrea el posible aspecto de la muralla, la puerta de Trabancas, la iglesia de San Bartolomeu O Vello o las Torres Arzobispales) pero, especialmente, la del gran visionario que fue capaz de ver ya en 1882 las potencialidades turísticas de Sanxenxo o que sugirió la puesta en marcha de una vía férrea que enlazase Ribadavia con Marín.

Tras su muerte, sus detractores se encargaron de atacar duramente la teoría del Colón gallego acusando a su autor de falsario.

Para ello se basaron en el hecho de que había retocado los documentos que prueban la existencia del apellido Colón en Pontevedra ya en el siglo XIV. Un siglo después, el Instituto de Patrimonio Cultural y la Policía Científica probaron que solo avivó las tintas y en modo alguno falseó las letras. Con el tiempo, el mal resulta después de todo diminuto al lado del bien.