El famoso arzobispo y mecenas del renacimiento español Alonso III Fonseca, al que se debe gran parte del esplendor de Salamanca y de Santiago de Compostela, dejó también su huella en Pontevedra. Aquí fue párroco de Santa María la Grande como se llamaba entonces la actual Basílica, en la que podemos observar el escudo de piedra con las cinco estrellas de los Fonseca

Era hijo de otro arzobispo, Alonso II Fonseca y de María de Ulloa, Señora de Cambados y no está acreditado su lugar de nacimiento. En Salamanca, ciudad natal de su padre, se afirma que nació en la calle de la Compañía, frente a la Iglesia de S. Benito, en el año 1476. En Santiago de Compostela la tradición dice que nació en 1473 en la calle del Franco en una casa donde luego se levantaría por su iniciativa el Colegio de Santiago Alfeo, hoy llamado Pazo de Fonseca, que fue gérmen de la Universidad.

El linaje parece ser que tuvo su origen en la ciudad extremeña de Olivenza, que en aquel entonces pertenecía a Portugal. Mucho después, a finales del siglo XV, ya poseían casa de mayorazgo en Salamanca, en la actual "Casa de las Muertes".

En Salamanca pasó Fonseca III su juventud estudiando en su Universidad y allí está enterrado por decisión propia. Al morir era Arzobispo Primado pero antes que la Catedral de Toledo prefirió como lugar de enterramiento su Colegio de Salamanca, el Colegio Mayor Fonseca o de Santiago el Cebedeo obra cumbre del renacimiento español. A pocos metros está enterrado su padre, Fonseca II, en el Convento de las Úrsulas, en un grandioso mausoleo obra de Diego de Siloé.

Alonso III Fonseca murió en 1534 y no olvidó en su testamento a su antigua parroquia pontevedresa, a la que dejó un legado.

Años mas tarde y gracias al poderoso Gremio de Mareantes fue posible la actual Basílica, situada junto al desaparecido Palacio-Castillo de los Arzobispos de Santiago que fueron Señores de la ciudad.

Es una magnífica expresión del plateresco en piedra granítica, que sitúa a Pontevedra junto a Santiago y Salamanca entre el selecto grupo de ciudades que exhiben ese estilo renacentista.

El efímero paso por aquí del gran Fonseca, hermana también a estas tres ciudades por la presencia en sus piedras del escudo de las cinco estrellas.