CANGAS
"El cocinero me pidió que le llevara a tierra y, dos horas después, empezó a matar con el cuchillo"
El capitán Miguel Ángel Bernárdez ya regresó a Cangas - Le detuvo y mantuvo encerrado en una bodega 3 días hasta arribar a Mindelo
CRISTINA G.
"Ni había alcohol a bordo, ni el problema fue por diferencias religiosas, ya que hay más tripulantes musulmanes que cristiananos, ni tampoco porque no se sirviera comida diferente para ellos y para nosotros", aclara el capitán del pesquero "Príncipe das Marés", el cangués Miguel Ángel Bernárdez, de 38 años, ya de regreso a casa y respecto a los sucesos registrados en el barco, que faenaba en Cabo Verde, cuando el cocinero mató con un cuchillo al tripulante, residente en Marín y amigo desde hace doce años, el marroquí Nouredinni Naciri, de 45; e hirió a otro marinero indonesio. En el forcejeo para reducir al agresor, el capitán también resultó herido con cortes en las manos y en el abdomen aunque superficiales.
El patrón se encuentra todavía muy abatido y bajo tratamiento médico para superar este suceso que ocurrió el viernes 11 de octubre en alta mar, dos días después de que el barco, con 13 tripulantes, hubiera zarpado del puerto de Mindelo, en el archipiélago de Cabo Verde, frente a las costas africanas de Senegal, para una campaña más del pez espada.
Miguel Ángel Bernárdez no cree que el problema del cocinero hubiera sido psicológico, ya que de hecho asegura que ingresó en la cárcel en Senegal y no en un centro psiquiátrico. Dice que era la primera marea con él y que tenía buenas referencias suyas, había trabajado cuatro años en un barco español "y bien".
Los dos primeros días en el pesquero no hubo problema "y la comida estaba bien". Insiste en dejar claro que el problema no fue debido al consumo de alcohol "ya que en los 11 años que llevo en este barco, jamás ha visto bebidas alcohólicas a bordo. Y esto lo pueden confirmar en Bouzas donde hacemos el aprovisionamiento de víveres".
Sobre lo sucedido, recuerda que eran las siete de la tarde. El cocinero, Bonifacio Rocha, de origen caboverdiano, le comunicó que se quería ir del barco y que le llevara a tierra. Miguel Ángel Bernárdez estaba en el puente recogiendo el aparejo. Habían pasado solo dos horas desde que el cocinero le dijera que se quería ir cuando escuchó unos gritos. Bajó a la zona de los camarotes y se encontró en el pasillo frente a una de las puertas, al cocinero con un cuchillo en la mano intentado matar al marinero indonesio: "¡Ya había matado a Naciri!". En ese momento dice que fue hacia él para agarrarle. "El marinero huyó y yo, no sé cómo, pero me safé". Basta recordar que el cocinero, además de ser muy corpulento, con dos metros de altura, tenía un cuchillo en la mano.
Lo que ocurrió después, y según puede manifestar el capitán, es que el agresor se fue hacia la proa del barco, tiró el cuchillo al mar y después se arrojó él. A Miguel Ángel Bernárdez le duele cualquier escena que recuerda.
Tras recoger al homicida del mar, no sin éste hacer frente, lo que hizo el capitán fue aplicar su poder de mando para garantizar la seguridad de la tripulación y procedió a la detención del cocinero: "La gente tenía miedo", reconoce. Estaban en alta mar a tres días de tierra y había que actuar. Entre varios redujeron al agresor y fue encerrado en la antecámara del barco, que es una bodega por encima en la cubierta, y que no tiene refrigeración. El siguiente paso fue poner lo hechos en conocimiento de las autoridades y del buque hospital español "Esperanza del Mar" . Por indicación de sus facultativos, sedaron al cocinero. La tarea no fue fácil teniendo en cuenta la corpulencia y agresividad de la persona, que ofrecía resistencia. Lo hicieron entre varios miembros de la tripulación.
Con el caboverdiano preso en la bodega, el capitán puso rumbo al puerto de origen, en Mindelo. Quedaban por delante tres días y tres noches de ruta hasta poder abandonar el barco. La travesía de regreso se cumplió sin que trascienda ningún percance más.
El excocinero del "Príncipe das Marés" quedó bajo custodia de la Policía Judiciaria de San Vicente (la isla donde se encuentra Mindelo) y comenzó la investigación y los trámites para repatriar el cadáver del marroquí que vivía en Marín.
La armadora del barco, la portuguesa Pescarade, con base en Portimao, en el Algarve, y propiedad del empresario Antonio Teixeira, puso todos los medios posibles para ayudar en la investigación y para que la tripulación pudiera regresar a casa. El armador reconocía sobre lo sucedido que el cocinero fue contratado con todos los requisitos, incluida la cartilla de salud, que había subido a bordo normal, pero al tercer día empezó a tener "alucinaciones y a ver fantasmas".
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