Desde el próximo verano no se podrá circular por ninguna pista o camino municipal del rural a más de 30 kilómetros por hora, al igual que ocurre en todo el casco urbano. Para entonces se pretende que esté en vigor la nueva ordenanza que regulará el tráfico en la red viaria de titularidad municipal de las parroquias, una red en la que no figuran, como se encargó de recordar ayer el concejal César Mosquera, las carreteras más transitadas y de mayor circulación, ya que son titularidad de otras administraciones (Diputación, Xunta y Estado). La comisión municipal de Infraestructuras analizará el próximo martes el texto final de la ordenanza, antes de su exposición al público y su posterior aprobación definitiva.

La limitación a 30 km/h "será la norma general" en las vías sin acera donde "los peatones no tienen posibilidades de defenderse del coche", si bien se aceptan excepciones de 40 por hora en viales sin edificaciones. Mosquera justificó esta medida en la "avalancha" de peticiones al respecto por parte de los colectivos vecinales de las parroquias, que también solicitan, según el edil, la colocación de "lombos".

Al respecto, Mosquera dejó claro que estos "lombos" no se pondrán de manera descontrolada" sino que habrá un estudio técnico previo y un debate con los vecinos "para hacerlo con coherencia", si bien insistió en que "la demanda es enorme". Los técnicos municipales ya analizan el tipo de "lombo" más conveniente para cada tramo del trazado rural.

En cuanto a la limitación de velocidad, la norma general es que en todas las vías municipales de coexistencia de tráfico y plataforma única tendrán una limitación de velocidad a 30 kilómetros por hora. Esta limitación subirá a los 40 kilómetros por hora en carreteras, o travesías con aceras laterales para peatones y ciclistas, si bien son muy pocas, por no decir ninguna, las vías municipales del rural con estas características.

En la actualidad, en las pistas del ámbito rural sin ningún tipo de señalización, la velocidad máxima es, ante la inexistencia de otra norma, de 90 kilómetros por hora. Ahora el ayuntamiento prevé aplicar en estas zonas no solo señalización restrictiva sino también medidas físicas de reducción de la velocidad, a través de los pasos elevados o populares "lombos", que obligan a los vehículos a circular lentamente. El método para lograrlo está todavía en estudio, pero el gobierno local está decidido a aplicar estas medidas.

La nueva ordenanza que implantará el Concello trata de resolver dos cuestiones, por un lado el problema de seguridad vial que no está resuelto en muchos tramos rurales y, por otra parte, dar respuesta a una demanda cada vez mayor por parte de los vecinos para calmar el tráfico en las parroquias, de igual modo que se ha hecho en el centro urbano.

Las pocas vías del ámbito rural que se han señalizado con limitaciones de velocidad permanecen en las mismas condiciones desde hace unos veinte años. Se han instalado señales que prohiben circular a más de 40 kilómetros por hora en muchas carreteras rurales, pero en determinadas zonas residenciales y específicamente donde hay colegios u otras dotaciones sociales esta velocidad sigue siendo excesiva, hasta el punto de que algunas voces apuestan por reducirla incluso a 20 km/h.