Marín

Una vida dedicada a la investigación fotográfica

José Gago, reconocido fotógrafo marinense, se jubila tras más de 30 años al frente de su negocio

laura paredes-Marín

Desde muy pequeño José Gago estuvo interesado por la investigación. Ya en el colegio, con 7 u 8 años, ayudado por un libro, realizaba experimentos que en más de una ocasión le dieron algún disgusto. "Una vez me despisté y rompí las ventanas del cuarto en el que estaba trabajando", cuenta con nostalgia.

Sin embargo, su ilusión era convertirse en maquinista de un barco de pesca. "Era lo que quería mi padre y a mi me gustaba", explica. Pero lo que no sabía José era que el futuro le depararía más de una sorpresa.

Con 16 años se fue embarcado a las islas Canarias para cumplir días de mar que le permitieran acceder a los estudios de máquinas. En una de sus paradas en tierra, José adquirió una cámara de fotos por valor de 1.800 pesetas con la que retrataba a sus compañeros. "Ya desde ese momento tuve un gran éxito", recuerda. "Cuando íbamos a tierra y revelaba las fotografías, porque no me interesaba ser fotógrafo ni sabía nada de imagen fotográfica, me felicitaban por el resultado".

Un día José se encontró con un libro, de los muchos que llevaba en una maleta para entretener los ratos libres, sobre la goma micromatada con la que años atrás pegaba los cromos en el colegio. "Me pareció una cosa tan curiosa y espectacular que quise probarlo". Para ello necesitaba tener material y para conseguirlo tuvo que estudiar un curso de fotografía y obtener el "carnet de empresa con responsabilidad". "Tenía solo 18 o 20 años y me decidí a abrir una tienda al público y mi trabajo gustó mucho". Sin embargo, Gago quería ir más allá del simple retrato fotográfico. La química que se hacía por aquel entonces no le convencía y quiso probar a hacer la suya propia. Así empezaron sus años dedicados a la investigación, realmente su pasión.

Empezó investigando con la goma micromatada. "Durante siete años estuve haciendo y deshaciendo. Es un proceso que llevé a cabo desde el principio, pero su uso no fue comercial sino personal. Se trataba de "una investigación de obra de autor". Pero después de varios trabajos y su disconformidad con el resultado que los reveladores de la época daban a sus fotografías decidió probar e innovar. "Empecé a leer libros porque no sabía nada de química ni del tema, pero llegó un momento que tenía productos tan buenos que en una exposición en San Sebastián un experto en química se interesó por mi trabajo". Juntos formaron la empresa "Buenas impresiones", la única en el mundo a la que que Kodak llevó en su catálogo con productos diferentes a los suyos. "A cambio le dábamos asistencia técnica a sus clientes y a nosotros nos permitían vender productos que solo se vendían en EE UU", recuerda orgulloso.

Tras el cambio de directivos en Kodak, en 2001 fundó su empresa con productos Gago.

Desde que comenzó hace casi 35 años en el mundo de la imagen, Gago estuvo casi 20 años dedicado solo a la investigación y hace 3 años volvió a abrir las puertas de su negocio al público. El próximo 30 de agosto echará el cierre aunque "seguiré investigando las muchas cosas que estos años se me quedaron en el tintero", asegura.

En todos estos años Gago consiguió varios premios.

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