José Luis Fernández Sieira - Presidente de honor de la Sociedad Filarmónica

"Recibo el homenaje de la Peña de la Boina con gratitud y sorpresa relativa"

La Sociedad Filarmónica celebra en 2011 su 90 aniversario: "Ha traído a esta ciudad a 1.000 primeras figuras", afirma su presidente de honor

S. R. - Pontevedra

La Peña de la Boina ha designado a José Luis Fernández Sieira como protagonista de su homenaje anual de “honra e loubanza”. El próximo 22 de enero en el Pazo da Cultura al presidente de honor de la Sociedad Filarmónica se le impondrá la boina que acredita la distinción, un reconocimiento a su intensa labor en diferentes sociedades y colectivos de la ciudad.

—¿Cómo recibe el homenaje de la Peña de Boina?

—Pues lo recibo con mucha gratitud y con sorpresa la verdad pero relativa porque tengo tantos amigos en la Peña de Boina que debieron de pensar que con este clima que estamos teniendo (risas) el llevar una boina me vendría muy bien.

—Se ha perdido la tradición...

—Pues sí, pero por ejemplo yo tendré que recuperarla a partir de ahora.

—La Filarmónica cumplirá en 2011 su 90 aniversario y celebrará su concierto número 1.000 ¿qué ha significado esta sociedad en su vida?

—Estuve 27 años de mi vida dedicado a la Filarmónica, como presidente, como vicepresidente y secretario, son 27 años de los que sobre todo agradezco el haber conocido a músicos eminentes de todo el mundo, porque esa es la gran tarea de la Filarmónica a lo largo de su historia. Recuerdo muchísimas anécdotas de la historia de la Filarmónica, para empezar su mismo origen en un concierto en 1918 de Arthur Rubinstein.

—¿Cómo es que uno de los grandes pianistas de su tiempo acudió a una pequeña ciudad como Pontevedra?

—Estaba en España en la Primera Guerra Mundial con un permiso del rey Alfonso XIII y un grupo de pontevedreses decidió aprovechar la estancia en España del que estaba considerado el mejor pianista del mundo y hablaron con el para ver si podía dar un concierto en Pontevedra. Pero es que por aquel entonces en esta ciudad no había ni un solo piano de cola, todos eran verticales, entonces contactaron con él, ajustaron el precio, fueron a buscarlo a la estación y cuando llegaron al teatro el concertista les preguntó dónde estaba el piano y cuando le respondieron que el piano era aquel vertical (un piano de las hermanas Mendoza, que tenían su casa en Santa María, el actual patronato de turismo) Rubinstein les preguntó sencillamente si aquello era una broma. Y es que él no había tocado nunca en un piano vertical. Entonces tuvieron que convencerlo asegurándole que aquello no era un concierto formal sino para aficionados a su música y por fin lo convencieron y Rubinstein dio el concierto.

—¿Qué recordaba Rubinstein de ese recital?

—En sus memorias el pianista afirma textualmente “la única vez que di un concierto en un piano vertical fue en una pequeña ciudad española llamada Pontevedra donde viven personas sumamente persuasivas” (risas). Y fue a partir de este concierto que se pensó en crear una sociedad que trajese a Pontevedra a los mejores intérpretes y agrupaciones del mundo. Y así lleva la Filarmónica noventa años.

—La Filarmónica fue también una gran cantera de público musical en la ciudad.

—Evidentemente, es lo que le faltaba a Pontevedra: una sociedad que trajese primeras figuras de la interpretación mundial, también grandes orquestas, violinistas de primera magnitud, en total han sido alrededor de 1.000 primeras figuras las que a lo largo de estos años han venido a Pontevedra invitadas por la Filarmónica.

—La actualidad de la sociedad no es tan halagüeña...

—Los tiempos cambiaron mucho es verdad, pero la Filarmónica sigue resistiendo, sigue teniendo todavía 400 socios, no son los 900 que había cuando yo era presidente porque parece que la juventud prefiere otro tipo de música, pero con sus actual masa social sigue resistiendo y ofreciéndonos magníficos conciertos.

—Otra de las agrupaciones entrañables de la ciudad a la que está vinculado es Amigos de Pontevedra ¿qué es lo que más recuerda de estos 30 años de semblanzas?

—Llevo 30 años haciendo las semblanzas de los premiados por Amigos de Pontevedra y le diría que he hecho semblanzas de todo tipo, de médicos ilustres, de cirujanos que hicieron el primer transplante de corazón a un niño recién nacido, a personas muy humildes como un muchacho del hospicio que desde niño y hasta los 60 años estuvo tirando del carro de la imagen de la Virgen Peregrina en el día de la procesión, también ministros como Pío Cabanillas, Fernández de la Mora, ha habido muchos tipos de gente, sobre todo muy humilde. Y después está la gran característica de Amigos de Pontevedra de premiar no sólo a personas famosas sino a personas humildes como un panadero, churrero etc, personas de todo tipo.

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