Un grave trastorno impide declarar al principal testigo de un caso de tentativa de asesinato en Marín

El fiscal pide 9 años y 11 meses de prisión para el acusado, un vecino de Estribela, por acuchillar a la víctima en la calle en las fiestas del Carmen

Carlos García - Pontevedra

El fiscal jefe de la Audiencia Provincial, Juan Carlos Aladro, mantuvo su petición 9 años y 11 meses de prisión para Manuel Castro Moureira, un vecino de Estribela más conocido como "Nolín", quien está acusado de intentar asesinar a un marinense de un navajazo a las puertas de una cafetería de Cantodarea el 12 de julio del pasado año, cuando la localidad celebraba las fiestas del Carmen.

El fiscal mantuvo la misma petición de condena pero modificó sus conclusiones iniciales al considerar de que el acusado actuó con alevosía, por lo que sostiene que se trata de una tentativa de asesinato y no de homicidio, tal y como ya había anticipado durante la primera sesión del juicio que se celebró el pasado 16 de noviembre. Entonces el juicio se había aplazado para citar a declarar a la única persona que, junto a la víctima, supuestamente observó como el acusado le clavó la navaja en el costado a A. S. A. Este testigo así se lo comentó a alguno de los policías nacionales que se personaron en el lugar de los hechos, pero nunca llegó a testificar ante un juez. Ayer tampoco pudo hacerlo.

Tras ser localizado viviendo al amparo de los Hermanos Misioneros de los Enfermos Pobres y ser reconocido por un médico forense se pudo determinar que sufre una esquizofrenia paranoide y otras demencias que estiman "poco probable que se avenga a testificar por estos hechos debido a la enfermedad que padece". Además, se advertía de que el "estrés" al que sería sometido el testigo "podría poner en riesgo su salud".

Ante estos hechos, tanto el fiscal como la defensa renunciaron a su declaración. En cualquier caso, el Ministerio Público considera que aun así existe prueba de cargo suficiente para condenar a Manuel Castro por una tentativa de asesinato. Sostiene el fiscal que, tal y como relató la propia víctima en el juicio, sobre la una de la tarde de aquel 12 de julio se encontraba frente al bar fumando un cigarrillo en compañía del testigo que ayer no pudo comparecer, cuando el acusado "salió por detrás de mi compañero, cuando me di cuenta ya lo tenía encima y, sin mediar palabra me clavó". Una herida con la que llegó a eviscerar varios órganos. La defensa cree, sin embargo, que se debe aplicar el principio "in dubio pro reo" al no existir pruebas suficientes contra el acusado. "Nadie excepto la víctima dice haberle visto clavar el cuchillo, de hecho nadie si quiera lo vio con un arma u observó que la tirase", dice.

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