“Las diversas modificaciones en la fachada de la iglesia de San Francisco” es el título de la conferencia que pronunciará hoy a partir de las 20 horas en la sede de la Asociación de Vecinos San Roque Gonzalo González Lorenzo. Será una oportunidad para conocer las numerosas leyendas asociadas a esta joya del gótico.

—¿Se ha investigado poco sobre el convento de San Francisco o es que realmente apenas hay documentación sobre el edificio?

—Hay que aclarar que en la conferencia sólo voy a hablar de la fachada, aunque comentaré otras cosas del convento, y realmente es un desconocido porque la verdad es que hay un poca documentación sobre Sam Francisco, buceando lo único que encuentras en el Museo (que es el mejor fondo al que podemos acudir) son muchos testimonios y algún documento que indirectamente nos sitúa mejor, pero documentos directos muy pocos. Ha habido incendios, expolios, abandono del convento por la expropiación y tanto el monasterio como la iglesia han sufrido muchos avatares que dejaron muy pocos documentos fiables, pero con lo que tenemos sí que podemos hacernos una idea más o menos clara de la evolución.

—¿Cómo empieza la historia de este convento?

—La historia del convento está un poco entre tinieblas y otro poco entre leyendas. La leyenda dice que San Francisco pasó por Pontevedra de camino a Santiago pero realmente él no quería establecer ninguna comunidad sino predicar hasta el fin de la tierra, según establece el Evangelio. Volvió a Italia y vinieron detrás cien monjes que son los que teóricamente llevaron a cabo la diseminación de los conventos en Galicia. Pero luego hay una serie de fechas que aportan ellos mismos y otras que vienen en donaciones y que es difícil determinar cual es exacta pero realmente la fundación está entre 1214 y 1235, aunque la fachada es del siglo XIV.

—No solo la fundación está rodeada de leyendas, también el rosetón: que si lo diseñó Castelao, que si procede de Carboeiro...

—Se dice eso y también que si vino de Santo Domingo, si fue un proyecto de Castelao, pero hay documentos suficientes para determinar cómo se reconstruyó el rosetón, porque había uno primitivo, anterior. Hay un manuscrito de Casto Sampedro que explica que toda la armazonería estaba dispersa por los alrededores del convento y que tuvieron que recoger las piezas y calcaron sobre el anterior, lo que sucede es que lo hicieron más grande: el otro sería de unos 3 metros de diámetro, tenía 8 pétalos, y este tiene 12 pétalos y 5 metros de diámetros. Dirigió las obras el arquitecto Argenti y fue maestro de obras Fraga de un grupo de canteros que habían sido discípulos de un maestro cantero de Xeve.

—¿Por qué se relaciona San Francisco con la catedral de León?

—Porque a Eugenio Montero Ríos en un viaje a León le presentan a ese cantero de Xeve y a partir de ahí se convierte en su mecenas. Cuando se hacen las obras aquí (que estaban patrocinadas por Eduardo Vincenti, en esos momentos alcalde de Madrid) consiguieron una subvención para la restauración e intervinieron varios canteros especializados de León que eran discípulos del cantero de Xeve. Entonces no sólo vienen ellos sino que le encargan todas las vidrieras a un vidrieron muy famoso de León que era el que había hecho la reparación y restauración de todas las vidrieras de la catedral de León, una obra dificilísima, y él hizo tanto las vidrieras de Santa María como la de San Francisco, de modo que la relación viene a través de Montero Ríos y del maestro cantero de Xeve.

—¿El escudo franciscano que está sobre el rosetón es el original?

—No, no lo es, el original está en los fondos del Museo, de hecho ahí está lo inédito de mi pequeño estudio, porque tengo que aclarar que la mía sólo es la visión de un aficionado y habrá voces más doctas que la mía, pero por eso se incluye un coloquio después de la charla, para intercambiar opiniones.