Un muerto y 25 heridos de diversa consideración, algunos con heridas muy graves. Éste es el trágico balance con el que se saldó el accidente de un autobús en Caldas en la que debería haber sido una jornada de celebración para 39 invitados (entre los que había tres niños de corta edad) que acudían desde A Pobra do Caramiñal a la boda en Redondela de una pareja de jóvenes vigueses. El fallecido, Carlos Ramos Santos, de 31 años, era natural del municipio coruñés, al igual que la mayoría de los demás ocupantes.

El suceso se produjo apenas 45 minutos más tarde de que el autocar, de la empresa boirense Salvador Muñiz, partiese de esa localidad con destino al restaurante redondelano. Fue pasadas las 16.30 cuando el chófer, J. D. C., vecino de Boiro de 48 años, perdió el control del vehículo a la salida de una curva. Éste invadió el carril contrario y acabó impactando contra un árbol situado en el margen izquierda de la EP-8001, que une Catoira con Caldas, a la altura del punto kilométrico 1,800.

Despedido por una ventana

Como consecuencia de ese choque el autocar volcó y acabó tendido sobre un lateral. Durante la violenta maniobra la víctima mortal salió despedida del habitáculo por una ventanilla para terminar aplastado sobre la carrocería, lo que le provocó que perdiera la vida casi al instante. La brusquedad del impacto y el hecho de que los asientos careciesen de cinturones de seguridad tuvo como restantes consecuencias lesiones de diversa índole provocadas principalmente por los fuertes golpes que soportaron las víctimas en el vuelco y el golpe del vehículo con el asfalto.

Entonces empezó un operativo de emergencias en el que intervinieron varias patrullas de la Guardia Civil de Tráfico, así como equipos de Protección Civil de varios municipios y Bomberos do Salnés, encargados de facilitar la salida de los pasajeros ilesos que habían quedado atrapados entre los hierros del autocar, así como el rescate de los heridos. Al menos una veintena de ambulancias y equipos de intervención rápidas tuvieron que acudir hasta A Paradela, lugar caldense donde se produjo el siniestro, para atender a los heridos, que eran la mayor parte del pasaje.

Estos fueron trasladados a diversos centros hospitalarios, tanto de Pontevedra y Vilagarcía como de Santiago, mientras que los más leves se llevaron al servicio de urgencias del centro de salud de Padrón. Los profesionales de emergencias que acudieron hasta el lugar también tuvieron que dar apoyo psicológico, especialmente a la mujer del único fallecido, que viajaba a su lado. La joven sufrió una crisis de ansiedad al comprender lo que estaba ocurriendo; viendo la imposibilidad de que su marido pudiese salvar la vida. La pareja tuvo una hija hace menos de un año.

Todos los implicados en el accidente, el propio conductor, que dio negativo en la prueba de alcoholemia, e incluso los efectivos de Tráfico, coincidían a pie de siniestro en que la desgracia sobrevino cuando el autobús perdió la adherencia en el eje trasero a causa del estado que presentaba el asfalto. Aunque el firme presenta condiciones adecuadas, la lluvia caída convirtió la carretera en una superficie deslizante ante la que ya resultó imposible recuperar la trayectoria correcta. Además, los viajeros y el chófer aseguraron que el vehículo no circulaba a más de sesenta kilómetros por hora, dado el riesgo del firme.

La investigación abierta para tratar de esclarecer las causas del accidente baraja como principal hipótesis una resbaladiza superficie. Algo que cobra fuerza debido a que llevaba tiempo sin llover. Las primeras precipitaciones en un vial con numerosas curvas podrían haber convertido a esta carretera en una trampa mortal. "El firme ha sido renovado, pero reconozco que posiblemente debido al desnivel existente en este tramo sinuoso pude aumentar la siniestralidad", apuntó el teniente Santamaría, del destacamento de Pontevedra.

Velocidad

"No íbamos demasiado rápido, el bus se fue de atrás, volcó y ya vino todo lo demás", relataba uno de los pasajeros mientras contemplaba atónito el dramático panorama. Mientras tanto los viajeros ilesos o aquellos que únicamente presentaban cortes superficiales o alguna contusión empezaban a avisar a familiares y amigos de lo que había ocurrido, y el personal sanitario trataba de estabilizar a aquellos que tenían heridas más profundas.

La carretera, que conecta la comarca del Umia con la zona norte de la ría de Arousa permaneció cortada hasta la noche. Algo que obligó a desviar por otras itinerarios, entre ellos la AP-9, el tránsito entre estas dos zonas. Tráfico acordonó el lugar en el que quedó atravesado el autobús y diversas patrullas desviaron la circulación para facilitar primero el despliegue de servicios de emergencia y, posteriormente para retirar el autobús y así recuperar el cadáver de Carlos Ramos.

Las labores para levantar el autobús requirieron de la presencia de una grúa y comenzaron aproximadamente dos horas después de que se produjese el impacto. Tras ello se procedió a introducir los restos del joven fallecido en la furgoneta de los servicios fúnebres. La víctima mortal, que trabajó como asesor lingüistico para la Radio Galega, pertenece a una conocida familia de A Pobra do Caramiñal, donde lo ocurrido ya estaba causando una gran consternación a media tarde de ayer. El alcalde de la localidad, Isaac Maceiras, se desplazó hasta el lugar, al igual que hizo el regidor caldense, Juan Manuel Rey.

Ambos hablaron de la sobrecogedora imagen que pudieron observar en la zona delimitada por la Guardia Civil, en la que se podían observar rastros evidentes de las heridas que sufrieron tanto el fallecido como los otros usuarios de este autobús, un Iveco Touring con 12 años de antigüedad. Asimismo, Maceiras, ahondando en la repercusión que estaba teniendo el accidente en el pueblo, apuntó que se convocará de inmediato un pleno extraordinario para abordar posibles medidas de duelo oficial. La intención del regidor era la de realizar esa reunión de la corporación hoy mismo.