Los actuales responsables del Centro de la Uned de Pontevedra (encabezados por el director, Camilo Quintáns Graña) fueron ayer algunos de los asistentes a la ceremonia académica durante la que se hizo entrega de la Medalla de Plata de la Uned a Gerino Calvo Maquieira. Éste dirigió el centro de Pontevedra entre los años 2002 y 2008, cuando abandonó el cargo por incompatibilidad con sus funciones como profesor de la Universidad de Vigo.

—¿Ha superado el enfado de los primeros días tras dejar el cargo?

—Si, la verdad es que sí, créame si le digo que he vivido momentos muy felices en la dirección de la Uned al comprobar cómo se iba transformando el centro en estos últimos años pero también algunos momentos amargos como este: que te apliquen una incompatibilidad sabiendo que el 90% de los directores de España están en estas condiciones e incluso dentro de esta comunidad autónoma había circunstancias como la mía y que a pesar de todo se hubiese optado por denunciar esa incompatibilidad en vez de entender lo que se estaba haciendo por lograr un centro más moderno y por mayores derechos para los alumnos, todo eso y la salida de la dirección me disgustó mucho pero ahora ya lo tengo más que olvidado y la vida te enseña estas cosas.

—Han sido seis años al frente del centro regional de Pontevedra ¿qué destaca de esta etapa?

—Destacaría en buena parte lo mismo que destacó el rector, la adaptación de la gestión a la demanda de la propia sede central, la consolidación de los cursos de verano, la expansión de la Uned con la creación de alguna de las aulas universitarias, también el incremento y la modernización de los servicios y el aumento de los alumnos, esos son los principales temas en los que me fijaría.

—Un año después de su salida de la dirección ¿Se echa mucho de menos el centro? ¿Le hubiese gustado continuar?

—La vida te va marcando los pasos que tienes que ir dando, yo es cierto que podría haber estado algunos años más, tampoco muchos más porque de hecho no me hubiese apetecido, pero sí dos o tres más, lo que sucedió es que una denuncia por incompatibilidad de un grupo de compañeros me obligó a dejarlo pero sigo en contacto con la Uned y sigo queriendo muchísimo a esta universidad porque ofrece unos servicios impagables a esta sociedad y sigo como siempre dispuesto a ayudar, a colaborar y a apostar por la Uned.

—¿Qué valoración hace de la Medalla de Plata que acaba de recibir del vicerrector de la Uned?

—Quién me diría hace unos años que me iba a alegrar tanto, yo que nunca he creído en medallas ni cosas de estas, quizás por la edad (risas) la recibo con infinito honor, estoy muy satisfecho pero sobre todo muy orgulloso por el hecho de que la Uned no me haya abandonado y haya reconocido mi labor, el trabajo al frente del centro. Soy perfectamente consciente de que hay muchísimos directores que hicieron lo mismo y por mi parte me parece un honor que no merezco pero que agradezco de verdad.

—¿Por qué la imposición en Ponferrada?

—La organización de la Uned en estos momentos es por campus universitario y Ponferrada es al que pertenece Pontevedra junto con A Coruña, Lugo, Ourense, Oviedo y Zamora, todos los años por estas fechas se celebra una reunión del equipo rectoral por esta zona, un encuentro de todos los directores con el responsable territorial y creo que también esto me hizo una gran ilusión porque fue en Ponferrada donde yo como director de Pontevedra vi nacer el campus del Noroeste, aquí tengo muy buenos amigos y buenos compañeros y me alegro de que la dirección de la Uned haya elegido este emplazamiento, hoy es un día en el que sólo puedo decir que estoy muy, muy satisfecho.