El Sindicato de Policía propone consensuar una política de prevención del acoso escolar
S. R. / PONTEVEDRA
La escolarización obligatoria hasta los 16 años, que mantiene en los centros a un segmento de adolescentes no interesado en las clases o, en el peor de los casos, que presenta conductas agresivas; una familia menos presente o directamente ausente en la vida de los adolescentes; profesores más especialistas que educadores; la falta de una política de prevención; el asumir socialmente la violencia como fórmula para resolver conflictos... Un caleidoscopio de causas está detrás del acoso escolar o bulling, la violencia entre iguales que el pasado año motivó la apertura de más de 900 expedientes en Galicia y que en Pontevedra estaría afectando a aproximadamente un 9% de estudiantes de Secundaria y 3 de cada 100 de Primaria.
Marcos Castro, secretario general del Sindicato Unificado de Policía de Pontevedra (SUP), no cree que los datos sean significativos de la verdadera magnitud del problema: "es cierto que desde los casos producidos en Pontevedra, al menos desde los que tenemos conocimiento, no se aprecia la gravedad del problema, pero eso no quiere decir que no se deba trabajar ni que no sean necesarias medidas para atajar un problema que es real y preocupante".
Así, el SUP propone la puesta en marcha de una política de prevención consensuada. "De inmediato debería de invertirse tiempo para evitar que se convierta en una epidemia; prevenir sería más fácil que una difícilísima solución a posteriori que pasaría por la política represiva".
Y es que, si se cumpliesen efectivamente los porcentajes, los casos de acoso escolar estarían por encima de los de violencia doméstica "y la solución" añade Marcos Castro, "no puede ser sólo policial, sino fundamentalmente educativa".
El delegado de Educación, José Armando Cristóbal Fernández, considera la propuesta positiva: "A administración xa está tomando medidas, e toda a axuda que veña de fora tamén contribuirá".
El nuevo responsable del área de Educación en la provincia insistió en que la prevención es muy posible "pero pasa pola concienciación de todos, ó profesorado é hoxe máis especialista que educador, a familia ten tamén que concienciarse, porque os xóvenes quizabes son hoxe máis vulnerables, os nenos están máis solos, tanto polas xornadas laborais dos pais como porque ó mellor non teñen irmáns nos que apoiarse, e en xeral o conxunto da sociedade ten que concienciarse".
Armando Cristóbal Fernández apuntó a una relación general de la violencia en las aulas con hechos semejantes en el ámbito doméstico. "Todos os problemas na familia, na sociedade, van a repercutir na aula e, por outra banda, moitas veces a situación de acoso se agrava fora do centro, en donde aínda se pode manter un certo control que desaparece ó salir do colexio ou instituto".
Educación apunta fundamentalmente a la ampliación de la escolarización obligatoria, que ancla en las aulas también a los desmotivados, pero el Centro Reina Sofía para el Estudio de la Violencia, autor de uno de los pocos informes españoles sobre el tema, tampoco exculpa a los profesores y sus estudios aseguran que en un 50% de los casos no intervienen ante estas situaciones de acoso.
El perfil de la víctima: mujer, de trece años y "diferente"
Ser diferente, ya sea en raza, en forma de vestir o de hablar, sigue definiendo a la víctima del acoso escolar. Si un día fue llevar gafas, hoy la excusa es tener sobrepeso, ser tímido o, sencillamente, no caer bien al líder del grupo. Además, los últimos estudios apuntan a que se registra más en la enseñanza privada "aunque se intenta silenciar en mayor medida", según las asociaciones de víctimas.
El informe "Violencia entre compañeros en la escuela", realizado por el Centro Reina Sofía para el Estudio de la Violencia mediante 800 entrevistas a menores entre 12 y 16 años, concluye que tres de cada cien alumnos son acosados.
Esta violencia afecta en mayor medida a las chicas -son las víctimas en un 65% de los casos- y especialmente alrededor de 13 años, la edad de cuatro de cada cien episodios denunciados.
Por lo que respecta a los testigos, ocho de cada diez entrevistados confiesa haber presenciado al menos un caso de violencia escolar.
Al margen de los casos continuados, el 14,5 de los entrevistados confiesa ser víctima de agresiones puntuales de tipo emocional -en el 82,8 por ciento de los casos- y físico -el 50,9 por ciento-.
¿Y los acosadores? Como cabría esperar, las cifras son aún mayores: 8 de cada cien estudiantes se reconoce agresor: casi 3 agresores por víctima.
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