La memoria de 2004 del SPAD señala que la edad media de sus nuevos usuarios es de 34 años, uno más que en 2003. El tiempo de consumo medio es de 13 años, lo que significa que la mayoría empezaron a tomar drogas rondando la veintena.

La mayoría de los pacientes siguen siendo hombres, prácticamente nueve de cada diez nuevos usuarios (89,5%). La mayoría están solteros (7 de cada 10) frente a un 16,2% de casados, un 7,6% de separados, un 3,8% de divorciados y un 1,9% de viudos. Un 41,3% están en el paro y un 42,3% trabaja, constatándose un incremento de la población activa en los últimos años.

El perfil del nuevo usuario presenta ciertas diferencias con el del conjunto, que incluye a los pacientes con más de un año de tratamiento. Como es lógico la media de edad y el tiempo de consumo se incrementan en este último caso hasta los 35 y 15 años, respectivamente. El 90% son hombres y, como ocurría en el caso de las nuevas altas, seis de cada diez están solteros. Su formación académica es escasa, pues la mitad no tiene graduado escolar y un 34,9% sólo tiene EGB. El porcentaje de los que tienen estudios de BUP o superiores no llega al 20 por ciento.

La situación laboral del total de usuarios es peor que la de los nuevos pacientes a pesar de que mejoró respecto al año anterior. Trabajan el 39,5% y el 35,1% están en paro.

Sin antecedentes

De los 381 usuarios un 53,5% carecen de antecedentes penales mientras que en las altas el porcentaje sube hasta el 61,5%. En el caso de las mujeres sólo los poseen un 10%. El servicio se creó en 1986 para prestar atención sociosanitaria a personas con problemas derivados del uso de drogas. En él trabajan siete personas: dos médicos, dos psicólogas, una trabajadora social, una auxiliar de clínica y una administrativa. Les apoyan dos educadora sociales, una ATS y tres monitores de invernadero.