Las aguas cristalinas de Anatolia y Bodrum, ciudad turca en la que se levantó la legendaria tumba del rey Mausolo, serán las primeras en acoger el nuevo ingenio de la empresa Subibor: el Subcat S-40, un submarino-catamarán con capacidad para 40 personas. "Ahora que se habla tanto de la falta de I+D, demostramos que en Galicia se están haciendo productos positivos para la industria y la tecnología", explica el presidente de la compañía, Borja Oriol.

La embarcación supone un considerable avance cualitativo con respecto a su hermano mayor, el S-30. Además de aumentar en un 30% la capacidad de pasaje, incorpora toda una serie de parámetro innovadores o, como apunta su orgulloso creador, "unas prestaciones que no tiene ningún otro en el mundo". El principal logro, su sistema dinámico de navegación, con control electrónico y gobierno motorizado.

Un subcat no es un submarino al uso. "Todos pensamos siempre en los monocascos, como los submarinos de guerra -señala el jefe de mantenimiento de la industria, Lino Argibay-pero este es un catamarán". De ahí su rareza. El diseño de estos modelos responde a un bicasco, convirtiéndolos en los únicos con capacidad de navegación polivalente. Tan pronto puede exhibir su imagen en superficie, como acometer una inmersión a una profundidad máxima de 50 metros.

La operatividad tecnológica de los productos de Subibor les ha hecho imponerse al resto de empresas que intentaron introducirse en el extranjero, principalmente en Turquía y Grecia. "Estamos arrasando -enfatiza Oriol- además, los submarinos que tenemos en Canarias están overbooking hasta finales de agosto. Es increíble, porque llevamos así más de un mes". Eso no es todo. La empresa radicada en Marín ya ha puesto el ojo en mercados tan apetitosos como el mar Rojo y el Golfo Pérsico, donde pretende sumergirse de lleno a partir del año que viene.

La clave del éxito, en palabras del técnico Lino Argibay, está "en el mar, porque sus posibilidades y su belleza son ilimitadas" y en que se trata de "un turismo que no degrada el ambiente". Cuando un submarino explora los fondos marinos, "los peces lo rodean de inmediato", describe.

Para la actividad del sector naval marinense, la construcción del nuevo submarino supondrá un empujón económico considerable. Subibor y el astillero Nodosa trabajarán codo con codo durante estos meses, al igual que Nodosafer, J&R o Bidasoa. Pero también se implicarán en el proyecto toda una serie de empresas auxiliares, como proveedoras de material. El resultado será una embarcación de más de 22 metros de eslora y 6 de manga, con un precio de 4 millones de euros. La venta del Subcat-40, unida a la explotación de los submarinos que la empresa tiene en España y en Santorini, elevará la facturación anual a 6 millones de euros.