Fiscalía pide absolver a los acusados de quemar «el buque insignia» termal
La acusación particular mantiene la petición de diez años de cárcel por el incendio de las termas de A Chavasqueira | La defensa y el Ministerio Público consideran que hay falta de pruebas

Los acusados en la Audiencia Provincial. | Iñaki Osorio
El juicio por el incendio de las termas de A Chavasqueira en 2019 llegó ayer a su fin tras dos sesiones donde quedaron claras las posturas de las tres partes: defensa, Fiscalía y Acusación Particular. Para los primeros, los dos acusados— un exempleado de las instalaciones y un amigo personal— deben ser absueltos por falta de pruebas, para la acusación, que defiende los intereses del Concello de Ourense, «hay elementos de entidad para considerarlos culpables». Tanto que mantiene su petición de 10 años de prisión.
Así las cosas, ninguna de las tres partes modificó sus escritos después de haber escuchado a la docena de testigos que pasaron por la Sala de la Audiencia Provincial, en su mayoría trabajadores del recinto en el momento de los hechos. Entre ellos el empleado de mantenimiento que vivió en primera persona el fuego, al ser el único trabajador con turno de noche.
Todas las noches este operario— que fue contratado en el puesto que ocupaba el principal acusado hasta su despido— «entraba, me cambiaba y vaciaba las termas para poder limpiarlas». Fue lo que hizo el 24 de abril de 2019. «Estaba limpiando los filtros de las termas cuando de repente se fue la luz y cuando salí de la sala de máquinas...¡Madre mía! Aquello ya estaba todo en llamas», declaró ante los togados a los que explicó que intentó apagarlo «cogiendo un par de extintores», pero «aquello era imposible».
Este testigo expuso que aquella madrugada se quedó «con la ropa que tenía puesta y el teléfono, porque como trabajaba solo dejaba todas las pertenencias en el vestuario menos el móvil por si me pasaba algo poder avisar». Reconoció que su vida «sí» corrió peligro en el fuego, porque a pesar de las llamas, «intenté entrar». Según su versión tuvo la suerte de que «saltó el automático y salí rápido, si llego a tardar un par de minutos me hubiese quedado dentro de la sala de máquinas».
Con ese teléfono móvil que portaba llamó a la encargada de las instalaciones, quien ayer también dio su versión de los hechos en la vista oral. «Yo no tengo un horario fijo, pero siempre tengo el teléfono disponible por si se me necesita», contó. Esa noche el teléfono le sonó «sobre las 01.20». Era el empleado de mantenimiento, alterado, diciéndole «hay fuego, ha fuego». «Colgué la llamada e inmediatamente llamé a los bomberos», expuso ella. La rapidez no evitó la propagación, la estructura de madera fue pasto de las llamas en minutos a pesar de que el parque de bomberos se encuentra a escasos metros del recinto.
Un accidente, ¿laboral?
La tesis que sostiene la Acusación Particular es que el principal acusado aprovechó su conocimiento de las instalaciones como exempleado para plantar fuego en la zona del almacén, donde se guardan productos químicos, como un acto de venganza por un despido que él mismo dijo en juicio el miércoles que fue «improcedente». Sobre este aspecto cuestionó la letrada a la encargada de las termas.
«Teníamos muchas quejas sobre el mantenimiento de la instalación, varias inspecciones de sanidad relacionadas sobre todo con la limpieza ...No se estaban haciendo las cosas bien. Después él tuvo un accidente que dijo que fue en la instalación, pero nosotros revisamos las cámaras y no aparecía nada , así que la empresa decidió proceder al despido», explicó esta testigo quien mantuvo que si bien al acusado no le sentó bien la decisión tampoco supuso un conflicto. «Creo que vinieron a juicio, pero se pagó lo que había que pagar y solucionado. Yo quedé con él para recuperar las llaves de as instalaciones y me las dio sin problema», sostuvo.
El administrador de la empresa que gestiona las termas fue más crítico, «la Seguridad Social nos avisó de que había hecho trampas. Se cayó de la moto con su novia en septiembre y se fracturó la mano, pero dijo que se había lesionado la muñeca en enero en la sala de máquinas. Así que decidimos echarlo por bajo rendimiento, se le indemnizó y le dimos lo máximo posible para quitárnoslo de encima».
Un guiso como coartada
El supuesto accidente de moto lo tuvo con la que era su compañera de trabajo, camarera en las instalaciones, con la que mantenía «una relación más estrecha que la laboral», en palabras de ella, pese a tener una relación «oficial» con otra mujer con la que convivía. Ambas prestaron declaración también, en su caso para aclarar qué pasó con el guiso. Un plato que le sirve al principal acusado como coartada, porque defiende que esa noche no salió del domicilio porque estaba preparando esa cena y comunicándose por mensajería instantánea con su compañera, a quien le mandó imágenes de lo cocinado.
«Para mí estaba hablando con un compañero sobre cocinar de noche algo que yo no haría», alegó esta mujer que a preguntas de la acusación negó que fuesen «mensajes en clave» porque él llegó a escribirle «15 minutos y boom», una expresión que para la defensora del Concello puede estarse refiriendo al incendio. Para la testigo hablaban del guiso. El mismo que la mujer del acusado, con la que convivía en una oficina habilitada como vivienda, con una separación de «una cristalera» entre cocina y habitación, afirmó que estuvo preparando: «yo le pelé las patatas antes», dijo y aunque en la fase de Instrucción no recordaba si su pareja estaba en casa aquella noche, ayer indicó que «luego recordé que sí».
Falta de evidencias
Tanto Fiscalía como defensa piden la absolución para los dos acusados, ambos por el mismo motivo: lo que consideran ausencia de pruebas. «Este representante no es ingenuo y en su fuero interno puede creer que una persona que se sienta aquí tuvo algo que ver, pero no hay pruebas suficientes, son meros indicios y más para enviar a alguien a la cárcel durante 10 años. Mi obligación es solicitar la absolución», sostuvo el fiscal.
También la defensa pide la libertad para sus patrocinados, «el coche que se ve en las imágenes de una cámara a 750 metros de las termas se ve difuminado. Además no se ve la matrícula y un informe de los agentes determinó que solo en la ITV de Pereiro había más de un centenar de vehículos coincidentes, y todos sabemos que se puede pasar la ITV en cualquier punto, si los tuviésemos todos en cuenta en toda España nos saldrían más de 40.000 coches similares», refutó.
Para quien está clara la culpabilidad es para la Acusación Particular, que mantiene su pena de 10 años. Justifica que el incendio «no fue fortuito, ni causal, ni por un fallo eléctrico»— algo que también ratificaron los agentes en sala—. Considera además que «sabía que había un empleado allí y aún así plantó el fuego». Sobre las conversaciones y el guiso también tiene opinión, «esas fotos no son auténticas, en redes las hay a patadas. Estaba en las termas». Unas instalaciones que eran «el buque insignia del termalismo» lo que dificulta «calcular los daños a la ciudad. A los sectores afectados, la hostelería, el turismo, los alojamientos...y a la ciudadanía que se vio privada de los beneficios para la salud».
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