Entrevista | Anxo Quintana Exvicepresidente de la Xunta durante el bipartito PSOE-BNG
«Fui una de las primeras víctimas de las ‘fake news’, pero al PP le salió gratis»
Anxo Quintana, vicepresidente de la Xunta durante el bipartito PSOE-BNG, recibió ayer en la Subedelegacion del Gobierno de Ourense la Medalla de Promoción de los Valores de Igualdad, una distinción concedida por el Ministerio de Igualdad en reconocimiento a quienes participaron en la aprobación de la Ley Orgánica de Medidas de Protección Integral contra la Violencia de Género

Anxo Quintana sostiene el diploma del premio, acompañado por Eladio Santos y la responsable de Igualdad de la Subdelegacion. / Iñaki Osorio
El exvicepresidente gallego Anxo Quintana, que ocupó el cargo durante el bipartito BNG-PSOE que lideraba como presidente el socialista Emilio Pérez Touriño entre los años 2005 y 2009, recibió ayer de manos el subdelegado del Gobierno en Ourense, Eladio Santos, la Medalla de Promoción de los Valores de Igualdad, que otorga el Ministerio de Igualdad y destinada a personas que se distinguieron por su defensa de valores en esta materia, por ser uno de los partícipes de la Ley de Medidas de Protección Integral contra la Violencia de Género.
El que fuera una de las primeras víctimas de las ‘fake news’, un bulo de precampaña con fotos trucadas que lo acusaban de un falso caso de violencia, es loado ahora por todo lo contrario , su contribución a la lucha por la igualdad.
—¿Les sorprende este premio 16 años después de haber dejado la política?
Sería un cínico si no reconozco que lo agradezco enormemente, y me sirvió para recordar a muchas mujeres que trabajaron en el ámbito de la igualdad y contra la violencia de género tanto tiempo. Recordé sobre todo a gente que aquí en Galicia fue capaz de aprobar la Lei Galega contra a Violencia de Xénero, pionera y que inspiró medidas a nivel europeo. Fue en el 2007, en el bipartito PSOE- BNG, y al frente de todo esto recuerdo a Carmen Adán o María Luisa Bouso, entre otras, que desde Secretaría Xeral de Igualdade y Servicio Galego de Igualdade pivotaron todo aquello pese a ser de distintas adscripciones políticas.
Es tremendo y desolador. Cuando se aprobó (por unanimidad) la Ley Estatal contra la Violencia de Género en 2004, todos sabíamos que no era la piedra filosofal, que quedaba mucho por andar, pero nunca pensamos que pasado este tiempo habría gente que se atreviera públicamente y como organización a negar que existe la violencia de género.
—¿Cómo ve, casi 20 años después, esta involución por la que determinadas ideologías ultras niegan leyes y derechos que parecían incuestionables?
Es tremendo y desolador. Cuando se aprobó la Ley Estatal contra la Violencia de Género en 2004, todos, por experiencia y responsabilidad, sabíamos que no era la piedra filosofal, que quedaba mucho por andar, pero nunca pensamos que pasado este tiempo habría gente que se atreviera públicamente y como organización a negar que existe la violencia de género. Es una involución y es un atentado contra la igualdad y la democracia. Cuando se aprobaron ambas leyes fue por unanimidad; es decir, que hubo un esfuerzo de consenso. Se ponían las bases de una nueva época, y había un convencimiento general de que había injusticias que corregir y una violencia que había que parar. Nadie podía pensar que habría gente que no solo no colabora, sino que impide que se avance. Se puede negar todo pero si empiezas a discutir verdades inapelables, que el día es el día y la noche es la noche y no al revés, no hay dialogo posible
—Ahora muchos jóvenes se jactan de ser «fachas», en la errónea convicción de que ser de derechas y fascista es lo mismo.
Sí, porque la podredumbre y las mentiras llegaron a tal grado de desfachatez que se argumenta incluso que la mentira no es mala porque no es ilegal. Dicho esto ya no hay moral ni ética ni nada.
—Precisamente usted fue la primera víctima –en una dura precampaña a la Xunta en 2009– de ‘fake news’ y se insinuó con fotos trucadas que había cometido un falso acto de violencia machista. ¿Este reconocimiento por la igualdad le resarce en parte ?
No quiero vincular el premio con todo aquello. Sería menospreciarlo, pero aquello fue un episodio maldito del que tenemos que aprender. A veces los gallegos somos dados a quitar importancia a lo que sucede en nuestro país. Lo que sucedió es que se puso en marcha un modo de hacer política y de hacer campañas auténticamente miserable. La desgracia no fue que alguien lo hiciera, fue que le salió bien al PP. Ahora hay mucha gente que recuerda que aquello fue el inicio de lo que ahora vivimos.
—José Luis Baltar fue quien soltó aquella frase en un mitin de «poñen os zorros a coidar das pitas», con la que se lanzaba el velo de una falsa acusación de violencia de género contra usted. Tras ganar las elecciones, Baltar en la noche electoral dijo: «Pido perdón si me pasé». ¿Le basta esa petición de perdón?
Lo único cierto es que consiguieron ganar aquellas elecciones y Feijóo (elegido entonces presidente de la Xunta) quedó como un gran político progresista, de centro y limpio. Les salió gratis a él y al PP. Ahora esas ‘fake news’ se repiten multiplicadas por cinco y con un nivel de sofisticación espectacular. Es un paso atrás al que tenemos que hacer frente con serenidad, firmeza y contundencia.
—Tras 16 años alejado de la política ¿no ha tenido tentaciones de volver?
No pasa por mi cabeza. Cada época tiene sus protagonistas . Estoy contento de que el nacionalismo esté liderado por una mujer como Ana Pontón, que lo hace muy bien. Creo que puede ser la presidenta que Galicia necesita.
Ahora esas ‘fake news’ se repiten multiplicadas por cinco y con un nivel de sofisticación espectacular. Es un paso atrás al que tenemos que hacer frente con serenidad, firmeza y contundencia.
—¿Ve factible o utópico ese frente de izquierda que proponen algunos para contrarrestar una ultraderecha en pleno auge?
Tal cual se está planteando no lo veo necesario. Creo es que es una mala fórmula en política proponer algo novedoso, ante una situación extrema, algo que vimos ya durante el proceso democrático. Hay una cuestión en el Estado español que es un reconocimiento de su plurinacionalidad. Si no es así, resulta difícil que haya alternativa. Además, aquí en Galicia creo que, precisamente, un premio como el de hoy, pone en evidencia que el nacionalismo no es solo la defensa de una identidad sino la defensa del bienestar y la igualdad. Hay que reforzarlo si se quiere hacer frente a esta involución democrática que estamos sufriendo
—¿Sigue volcado en la empresa y la hostelería?
Tras dejar la política no retomé mi plaza de ATS en el Sergas, no me pareció oportuno. Creamos una firma internacional para facilitar la implantación de empresas en otros países y posteriormente tuve negocios de hostelería. Pero tengo 66 años y tocaba jubilarse.
—Como exvicepresidente ¿hay el riesgo de que salga cada poco del «sarcófago», como Aznar o González, para arengar a sus partidos?
Mi padre siempre decía «viño e sacramentos a quen os pida». Lo mismo digo de los consejos, solo cuando me los pidan. Hay que dejar hacer a los que gobiernan.
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