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Cuidados en la cima de Galicia tras el incendio que llegó a un antiguo glaciar

A 1.700 metros, los voluntarios actúan para evitar la erosión en el entorno da Lagoa da Serpe: «La imagen es desoladora, causa una profunda tristeza y también rabia; fue un incendio invisibilizado»

Así está dos meses después del incendio la Lagoa da Serpe, en Pena Trevinca, donde ayer trabajaron voluntarios para evitar la erosión.

Así está dos meses después del incendio la Lagoa da Serpe, en Pena Trevinca, donde ayer trabajaron voluntarios para evitar la erosión. / FOTOS: BRAIS LORENZO

Javier Fraiz

Javier Fraiz

Ourense

El fuego se apoderó del paisaje y quebró el embrujo en un entorno de alta montaña en el que, según la leyenda, hay una princesa atrapada desde hace miles de años que espera a que algún visitante logre devolverle su aspecto real. La naturaleza aún tardará. El fundido a negro tras un incendio que arrasó más de 5.000 hectáreas entre Carballeda de Valdeorras y A Veiga, el pasado agosto, ha desdibujado la paleta de colores de la montaña, a 1.700 metros de altitud, en A Lagoa da Serpe, una laguna natural de origen glaciar formada en el periodo cuaternario, uno de los principales atractivos de Pena Trevinca, el macizo que corona Galicia.

A Serpe constituye una rareza: no es frecuente, ni en la Península ni en Europa, que un casquete glaciar se generara en la cima de una montaña. El paso de las lenguas de fuego ha enlutado un paisaje impresionante, que sitúa al ser humano, cuando lo recorre, ante la realidad de su insignificancia en comparación con el gigante natural. «La imagen es desoladora, causa una profunda tristeza y también rabia, ahora un poco menos con el paso del tiempo. Fue un incendio que se invisibilizó al principio, que no aparecía en las estadísticas», incide Juanjo Lorenzo, guía de montaña y de la naturaleza en Trevinca.

Pena Trevinca, con la Lagoa da Serpe en primer término. Un paisaje fundido a negro por el incendio de agosto.

Pena Trevinca, con la Lagoa da Serpe en primer término. Un paisaje fundido a negro por el incendio de agosto. / BRAIS LORENZO

Evitar la colmatación de la laguna

Este domingo, un grupo con una docena de voluntarios aplicaron la técnica del ‘mulching’ en el entorno de A Lagoa da Serpe. La expedición necesitó una hora a pie para llegar, atravesando la majestuosa orografía. El objetivo es que la paja retenga la escorrentía, frene la erosión, dé cobertura al suelo desprotegido por el fuego, y mitigue el impacto de las gotas de agua cuando lleguen las precipitaciones, de modo que el daño no se agrave en un espacio natural de elevadísimo valor ambiental, paisajístico y cultural, en un área de máxima protección de la Red Natura. El arrastre de tierra quemada y ceniza a la laguna natural podría acelerar su colmatación, un efecto indeseado que se pretende impedir.

Cargados con capazos, los voluntarios esparcieron paja para proteger el suelo en el entorno de la Lagoa da Serpe.

Cargados con capazos, los voluntarios esparcieron paja para proteger el suelo en el entorno de la Lagoa da Serpe. / BRAIS LORENZO

Juanjo Lorenzo, guía de montaña y de la naturaleza en Trevinca, colaboró en la tarea.

Juanjo Lorenzo, guía de montaña y de la naturaleza en Trevinca, colaboró en la tarea. / BRAIS LORENZO

Cargados con capazos, trasladaron en montones la paja que, previamente, medios aéreos arrojaron en las proximidades. Los voluntarios, explica Juanjo Lorenzo, «repartimos la paja formando un cinturón natural en las zonas de pendiente que ardieron, también en torno a la propia laguna».

El grupo que el sábado se desplegó en la cumbre de Casaio para frenar la erosión en aquella zona se sumó, ayer, al equipo de la Lagoa da Serpe. Los doce son testigos de la dimensión del daño que provocó el incendio en un paraje que es un símbolo natural en Galicia. «Cuando se produce un incendio en una zona como esta, protegida por la especial singularidad de sus características naturales, se pierden muchos servicios ecosistémicos, es decir, valores que la naturaleza aporta a la sociedad, como la polinización de las abejas, la depuración de oxígeno y control del cambio climático que hace la vegetación, el freno de la erosión y los arrastres, y valores deportivos, etnográficos y culturales que también se ven alterados», reflexiona el guía.

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