Mamá también juega al fútbol : «Nos cansamos de ser las que mirábamos»
Un grupo de madres, que se conocieron en las esperas mientras sus hijos entrenan en la Escuela Deportiva Terras de Maside, han dado el salto de la grada al campo de juego, creando su propio equipo de fútbol sala femenino, que ya está federado. Han disputado su primer amistoso. El público las adora

Las madres, antes de entrenar. | Roi Cruz
¿Hay algo más tedioso que ese tiempo de espera hasta que los niños acaben sus actividades extraescolares para llevarlos de vuelta a casa? Un grupo de madres del CEIP de Maside han encontrado el antídoto. La amistad y la química fraguadas mientras aguardaban el remate de los entrenamientos de sus hijos en la Escuela Deportiva Terras de Maside les encendió la luz: ¿y si montamos nuestro propio equipo femenino?
«Había de todo, los equipos infantiles, los masculinos, pero ninguno de mujeres, y cuando recibí la llamada del responsable de la escuela deportiva diciendo que si en 24 horas éramos capaces de montar un equipo de fútbol femenino, intentaría federarlo, lo hicimos en tiempo récord», explica Andrea, una de las madres que apostó desde el principio por la idea.
La chispa se encendió al término del pasado curso escolar, y en septiembre ya estaban jugando su primer amistoso, con un equipo femenino federado. Cada jueves, estas mujeres, cuyas edades oscilan entre los veintitantos y los cuarenta años, cambian sus «equipaciones» de empresaria, enfermera o estudiante para ponerse la de fútbol. Han saltado de las gradas como meras espectadoras al campo de juego, como protagonistas de su tiempo libre, haciendo magia con la conciliación.
Andrea es una de ellas: madre, trabajadora y estudiante. «No hay límites de edad ni de condición física». Ninguna tenía una preparación específica para este deporte, pero el humor y las ganas de divertirse y vivir la experiencia son su motor.

El nuevo equipo femenino de Terras de Maside. | FdV
El primer partido amistoso contra el Coles fue una auténtica goleada por parte del equipo contrario. «Eran todas jóvenes y entrenadas. Nuestros hijos no entendían que acabáramos el partido tan felices, pese a los 18 tantos que nos marcaron. «‘Mamá, pero si os han dado una paliza, ¿por qué estáis tan contentas?’ , nos preguntaron». Su respuesta encierra todos objetivos. «Respondimos que estábamos contentas porque lo habíamos pasado muy bien, y esa es una de nuestras prioridades. El objetivo es que ellos aprendan a disfrutar del deporte. Que sea algo que los hace felices, y no sufran tanto con los resultados. Hay mucha competitividad a veces» porque sus hijos ganen los partidos, coinciden las madres y ahora futbolistas federadas de Maside .
La plantilla es tan variada que podrían hacer una pequeña ciudad de servicios en miniatura. Desde empresarias, con su negocio propio, a personal de sanidad, farmacéutica y una profesora del colegio, así como auxiliares administrativas, entre otras ocupaciones. «Yo misma trabajo en el comedor del centro escolar y también estoy estudiando», explica Andrea.
Conciliar es la clave, así que una de las cuestiones que dejaron claras es que los partidos tienen que ser el domingo a las siete de la tarde, el día en la que los hijos no tienen ni entrenamientos ni partidos, «nosotras no trabajamos y es la hora a la que podemos asistir a los encuentros», aseguran.
Se ríen de sus agujetas, «que fueron brutales después de la paliza con el equipo de jóvenes, pues ellas entrenan continuamente». La primera equipación, a punto de llegar, es verde, y la segunda fucsia. El 15 de noviembre estarán ya perfectamente equipadas. «Decidieron no encargarlas antes por si no nos federaban», aseguran.
El público ha sido hasta ahora, en su estreno, «maravilloso», afirman, «con el campo al acabar lleno de amigos, familiares y de nuestros hijos. Fue precioso», explica Andrea.

En pleno calentamiento en el CEIP de Maside. / Roi Cruz
Ana, defensa del equipo y madre de dos niños, señala que cerró su negocio, el pasado jueves —una frutería, Amoras, que da nombre también a este equipo femenino, el Terras de Maside Amoras—, y salió de su negocio al campo de fútbol, «sin tiempo para ponerme la equipación y con los niños». Pero este esfuerzo les compensa.
«Ya estábamos cansadas de ser nosotras las que mirábamos a otros en el campo de juego», explica Ana. Las escuelas deportivas de Maside «son ya todo un éxito, con más de 160 anotados, algunos de otros concellos limítrofe», explica el alcalde, José Manuel Iglesias. Y las nuevas Amoras llegan con fuerza.
«Non perdades o bo rollo»
De este primer encuentro no oficial solo tienen un balance positivo. Incluida la sororidad. De hecho, en ese amistoso las jugadoras del Coles «nos dijeron: ‘Non perdades o voso bo rollo; sodes demasiado feitas’», agradecen ellas. «Eran muy jóvenes y estaban continuamente preocupadas por si nos daban algún golpe», se ríe Ana. Lo que tienen claro es que «nuestra política no va a ser dar codazos ni canillazos», aseguran.
Por ahora están en plena fase preparatoria haciendo fondo físico. No aspiran a ser las Aitana Bonmatí de Maside, pero han conseguido ya algo que aprecian más que los balones de oro: dar la cara en el campo de juego y demostrar que ellas también pueden. «Desde el primer partido, ver a amigos, hijos, maridos en el campo tan emocionados. ¡Buff! eso es increíble», afirman Andrea y Ana.
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