Los dos buques del movimiento vecinal cambian de presidente: «Tenemos que trabajar unidos»
José Ramón y José Luis asumen la presidencia de Agrupación «Miño» y Federación «Limiar» , que suman a 62 asociaciones

Xosé Ramón Piñeiro y José Luis Lorenzo, nuevos presidentes de la Agrupación Vecinal Miño y la Federación de Asociaciones de Vecinos Limiar. | Iñaki Osorio
José Luis Lorenzo y Xosé Ramón Piñeiro podrían vivir una tranquila jubilación, pero, tras varios años al frente de sus respectivas asociaciones de vecinos en Mende y Castro de Beiro, han asumido el compromiso de tomar las riendas de los dos buques insignia que aglutinan el movimiento vecinal ourensano: la Agrupación de Asociaciones de Vecinos Miño, que preside desde hace unas semanas Xosé Ramón, mientras que José Luis ha asumido la presidencia de la Federación de AA VV Limiar. Entre ambos colectivos representan a 62 asociaciones de vecinos de distintos barrios de la ciudad y de su perímetro rural, y algunas de la provincia.
Miño tiene 22 colectivos del rural asociados y Limiar, 40 con problemáticas muy diferentes, pues incluye desde la zona centro hasta asociaciones de la provincia, pero ambos presidentes tienen claro que, pese a viejos estigmas de que ambos movimientos han sido en su momentos, de algún modo, brazos vecinales de partidos de distinto signo, ellos lo niegan tajantemente. «La intención es defender cada uno su agrupación, ser los mediadores entre las necesidades de los barrios y las instituciones e incluso poder defender proyectos de interés para los vecinos de forma conjunta si fuera necesario», indican.
Los grandes temas a reivindicar son en algún caso comunes, y es que creen que el movimiento vecinal tienen que recuperar su poder y el reconocimiento como interlocutor autorizado entre lo que reclaman los barrios y las instituciones.
Recorte de recursos
La problemática del rural y los barrios y la zona centro tienen claras diferencias, pues, como reconoce Xosé Ramón, el presidente de Miño, hay carencias básica en infraestructuras y dotaciones en el rural que no tiene la zona centro. Pero hay una problemática común a todas las asociaciones, que es la reducción drástica en los presupuestos de 2025 del Concello de la partida destinada a las asociaciones vecinales. Los dos presidentes, pese a ser entrevistados por separado, coinciden en que «es algo que hay que solucionar, pues aparte de menguar casi a la mitad la partida, tienen que organizar ellos mismos los cursos y talleres que dan vida a muchas asociaciones y son «un nexo de unión entre vecinos», explica.
Si bien las sedes ya son propiedad del Concello en algunos casos, o antiguas escuelas, y la administración local paga los gastos de mantenimiento, o alquiler, para Xosé Ramón Piñeiro «no se puede olvidar que para muchas personas, sobre todo mayores del rural, es el lugar al que van cada tarde o después de la misa dominical, a charlar, tomar un café, y es algo fundamental en zonas donde ya no queda el pequeño bar o la tienda del pueblo donde conversar.
Para Xosé Ramón, en líneas generales las prioridades de los colectivos asociados a Miño son muchos y variados, «pero preocupa el mal estado de las pistas y caminos que comunican los distintos núcleos; una buena comunicación del rural con la ciudad y con los puntos clave como centros de salud o residencias» y también echa en falta que haya un concejal de Perímetro Rural al que dirigirse de forma directa para dar cuenta de las urgencias de estos núcleos del perímetro.
En el caso de Federación de Asociaciones de Vecinos Limiar, José Luis reconoce que «tenemos un ámbito incluso provincial, por lo tanto atendemos realidades de la zona centro, muy distintas porque pueden tener que ver con seguridad en algunas zonas pero no con necesidades básicas, como carencias más básicas en las asociaciones del perímetro que están asociadas.
Entre los temas que le preocupan están también el medio ambiente, el transporte urbano o el estado de algunos ríos como el Loña en Mende y ratifica lo mismo, que hay que solucionar la caída de recursos para las asociaciones vecinales.
«Eran talleres y cursos fundamentales para los vecinos; no todas las asociaciones los piden, pero aquellas que lo solicitan de cumplimentar gestiones y trámites burocráticos, incluso declaración de IRPF, para la que no siempre se está preparado o hay medios».
Añade que no se puede delegar en el vecino el pago de grandes cuotas para mantener actividades en las asociaciones, «porque hay personas que viven en situación de precariedad y no podemos estarle pidiendo cuotas altas como socios para poder costear esos talleres y cursos».
Si bien José Luis tiene la dualidad personal de vivir en el centro de Ourense, pero mantiene una vivienda en el rural de la ciudad, en la que pasa también temporadas, «hay muchas prioridades en el perímetro, como carencias de saneamiento en algunas zonas, y también, pese a que la limpieza mejoró en el rural, hay desigualdad en relación con el centro».
Lo que tiene claro es que «vamos a revitalizar el movimiento vecinal y a darle un gran impulso; tenemos que hacer más cosas unidas entre agrupación y federación» . En su caso, afirma que «tenemos un interlocutor, el concejal de Participación Ciudadana, tenemos una relación fluida con todos los concejales, aunque tratemos de no molestarlos».
Aún así considera que el alcalde «lo es de todos los ciudadanos» y aunque no comparte tampoco, al igual que Xosé Ramón, la idea de que cada agrupación vecinal esconde intereses próximos a determinados signos políticos, «la responsabilidad del Concello y del alcalde es atender y tratar a todas las asociaciones en igualdad».
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