5 minutos para desalojar a 300 personas del juzgado de Ourense en un simulacro de incendio
Un entrenamiento para saber cómo actuar ante un fuego con dos focos y un fallecido implica a trabajadores judiciales y efectivos de emergencias: «La prevención es clave»

Funcionarios del edificio judicial, durante la evacuación en el simulacro de este viernes. | Roi Cruz

El principal edificio judicial de Ourense lleva diez años en funcionamiento. Después de una fase previa de formación y de la elaboración de un plan de emergencias, este viernes se llevó a cabo el primer simulacro desde la apertura en 2015 del inmueble, de seis plantas y dos sótanos, por el que cada día pasan centenares de personas, entre funcionarios, operadores jurídicos y ciudadanos. Desde que el juez decano puso en marcha la alarma de evacuación tras ser informado de un (falso) foco de incendio en el -1, la salida de los 300 personas que había en el edificio se llevó a cabo en 5 minutos y medio. El simulacro continuó con el despliegue de los bomberos, que movilizaron una motobomba, un camión autoescalera y diez efectivos, incluidos dos mandos que se encargaron de tareas de supervisión y observación, dentro y fuera del inmueble. El entrenamiento, diseñado para saber cómo reaccionar ante una emergencia de estas características, simuló la aparición de un segundo foco de incendio, en el sótano -2, así como la búsqueda y rescate de un desaparecido que, solo en el papel, había fallecido.

Los bomberos, durante el simulacro de intervención en caso de un incendio en el juzgado. | Roi Cruz
La primera recreación de emergencias que se realiza en el nuevo edificio judicial de Ourense tenía por objetivo analizar y evaluar los procedimientos de actuación y coordinación si llega a registrarse un incendio. «Era necesario desde hace tiempo realizar un simulacro y ha sido un experimento satisfactorio, ha resultado francamente bien. Todo estaba muy hablado y planificado», valora el juez decano de Ourense, Leonardo Álvarez.
«El personal detectó un foco de humo en el sótano -1, en la zona de los correos. Desde el puesto de seguridad me llamaron para informarme. Una vez que comprueban que no es posible extinguir el foco con nuestros medios, se decide la evacuación. Ordeno el desalojo, llamo al 112, telefoneo a los calabozos para que evacuen a los detenidos y toco la alarma general desde mi planta. A partir de ahí, todos a la calle», describe el decano.
La salida ordenada de los trabajadores judiciales y de los ciudadanos presentes —estos son los únicos que desconocían que fuera a haber un simulacro— ocupó cinco minutos y medio. Cuando todos estaba en el exterior se simuló el segundo foco. Los bomberos entraron y hallaron al fallecido fake.
«La cultura de la prevención es clave. Hubo una labor formativa previa entre el colectivo heterogéneo del edificio judicial, con nociones teóricas y prácticas de primeros auxilios, prevención y reacción ante un fuego, como por ejemplo sobre el uso de un extintor, sobre cómo atacar un incendio eléctrico o cómo hacer maniobras de reanimación RCP. Entre los trabajadores de cada planta se han creado distintos equipos de intervención, primeros auxilios y reacción. En el caso de que se produzca un fuego y no sea posible sofocar el foco por los propios medios, es importante una evacuación ordenada, segura y rápida, comprobando que ninguna persona quede atrás, en un baño o una oficina, y pueda verse atrapada en el incendio», explica Manuel Pardo, delegado territorial en Ourense de la Xunta de Galicia.
«Este tipo de simulacros también sirven para testar qué cosas se pueden mejorar. Es un entrenamiento para que la reacción instintiva y organizada quede en el ADN de los trabajadores», añade Pardo, que es funcionario judicial de profesión. «Hubo una respuesta en un tiempo idóneo y ahora se podrá hacer un estudio operativo para ver en qué puntos incidir», amplía el delegado. Tras el simulacro se celebró una reunión entre los distintos responsables para compartir la visión sobre el entrenamiento y ver cómo mejorar.

Reunión con el jefe de bomberos tras el simulacro. | Roi Cruz
La recreación de una emergencia de incendio aporta a los bomberos información valiosa y un conocimiento de las zonas de acceso y evacuación, de la estructura y el interior del inmueble. «Es un entrenamiento de las técnicas de trabajo, una prueba para detectar posibles fallos, interiorizarlos y corregirlos. Da un conocimiento directo de los edificios», resalta el jefe del servicio municipal de extinción y salvamento, César Pichel.
El simulacro de incendio planteó dos focos. Se usaron máquinas de humo no tóxico para comprobar el sistema de extracción forzada del edificio, que el jefe de bomberos califica como «muy bueno». Para recrear una situación lo más real posible para los profesionales —guía, localización de los focos, extinción y rescate—, se colocaron botellas calientes para visionar mediante cámaras térmicas los focos del fuego simulado. Otro paso en un suceso real que los bomberos reprodujeron en el ensayo fue la comprobación de niveles de C02 tras la ventilación del humo.
¿Cómo acceder sin ventanas?
El nuevo edificio judicial de Ourense se inauguró en 2015 y, desde ámbitos sindicales, entre el personal y por parte de distintos operadores jurídicos, hubo críticas al diseño por la falta de ventilación natural. Se hicieron modificaciones en los primeros meses de uso y se abrieron varias ventanas transcurrido un tiempo. Una piel metálica recubre las fachadas. ¿Sería posible acceder en altura, en caso de emergencia? «Dentro de la estructura metálica hay pasillos que circunvalan y que están pensados para permitir la limpieza de las cristales, pero también para la entrada de equipos de extinción. El diseño se adapta a las circunstancias», opina Manuel Pardo.
«Es un edificio con una arquitectura singular y unas instalaciones de prevención modernas», afirma Pichel. «Nos ha sorprendido gratamente porque tiene soluciones que permiten un acceso sin gran complejidad. Pese a la piel metálica no sería difícil abrir un acceso, utilizar las pasarelas o entrar desde los patios interiores».
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