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Ourense vuelve a bañarse en su historia

En el año 2019 un incendio redujo a cenizas las termas de A Chavasqueira. Más de un lustro después vuelven a estar en marcha. Ayer fue el primer baño de vecinos, antiguos abonados y turistas en un recinto completamente renovado

Ourense

Seis años después del incendio intencionado que redujo a cenizas las termas de A Chavasqueira, el río Miño volvió a ser testigo del primer baño en uno de los espacios más emblemáticos del termalismo ourensano. Ayer, martes, los primeros usuarios se volvieron a sumergir en las aguas que, durante décadas, fueron sinónimo de bienestar e identidad local con unas instalaciones totalmente reformadas que, a pesar de abrir en un día considerado por el sector como «día tranquilo», se llenaron de entusiastas hasta el punto de registrar momentos de lista de espera y lleno total del aforo.

Los vecinos y visitantes más fieles no dudaron en volver. Muchos abonados, que esperaban este momento desde el 2019, regresaron de inmediato. José Manuel Pérez y Teresa Doval, vecinos de Ourense y antiguos abonados son un ejemplo de ello. A remojo ya el primer día aseguraban que «está todo maravilloso» e «incluso mejor» de lo que recordaban. Teresa Doval, abonada que guardaba su tarjeta impecable, y José Manuel, que la tenía más «comida», representan el ansia de la ciudad por recuperar este espacio.

«Hubo un momento durante la espera que nos planteamos hacernos el abono de Outariz, pero no es lo mismo para nosotros, esta es un clásico al que venimos desde siempre y, encima, tiene la ventaja de la proximidad al centro urbano», exponía Pérez, mientras que Doval añadía que «estas termas, además, tienen una menor profundidad que las de Outariz y a mí, que ya tengo una edad, me preocupa resbalar y tener un problema, así que teníamos muchas ganas de volver a poder bañarnos aquí. Mereció la pena la espera, ya nos abonamos para venir todas las semanas de nuevo».

Una de las pozas convertida en
 lugar de reunión|  I. Osorio

Una de las pozas convertida en lugar de reunión| I. Osorio

Los ourensanos predominaban en las termas, pero tampoco faltaban visitantes de proximidad. Desde Lugo Antonio González y su grupo de amigos ocupaban la primera de las pozas con sentimiento de satisfacción «temimos que por la novedad no hubiese hueco y nos tocase esperar o incluso marcharnos sin bañarnos, pero hemos tenido suerte y vamos a disfrutar de la tarde aquí después de haber comido todos juntos», celebraba indicando que es un plan habitual del grupo de colegas. «Vamos a muchas termas distintas, especialmente por cercanía vamos a Portugal y venimos aquí, a Ourense, de hecho veníamos mucho a estas de A Chavasqueira hasta su cierre, no es nuestra primera vez. Nos gustan y están como las recordábamos pero mejor, es un lujo», afirmaba.

Sí era la primera vez para Mari Carmen Dorrego. Instalada en Ourense desde el 2022 no conocía las instalaciones originales, pero su valoración de las actuales es que son «una pasada» porque «se está muy a gusto y en un enclave precioso» a la ribera del Miño.

Con todo, la reapertura de la Chavasqueira no solo atrajo a los gallegos, sino que tuvo un impacto turístico inmediato. Pablo Villuendas, el responsable de la empresa Ibernisha, la encargada de ejecutar las obras, lo confirmaba así ayer. «El día comenzó muy tranquilo, casi como un goteo de personas, pero ya pasadas las 10.15 horas llegó un grupo de Alicante que llenó el balneario». No fueron los únicos, a lo largo del día, hubo un flujo constante de turistas internacionales: «alemanes, franceses, belgas, gente de Inglaterra...Ya nos ha llegado gente de todos los lados. Por la mañana estaba en la terma de contraste una señora que hablaba inglés, al preguntarle de donde era venía desde Gales», indica. Para el promotor este flujo internacional es una señal de que las termas ya vuelven a funcionar como una «pequeña máquina de rodar y de generar valor añadido para Ourense que tiene este privilegio de ser una ciudad termal» .

Calidad y corazón

«Iguales, pero mejoradas» es también la terminología que emplea el promotor de la obra para referirse a la renovación que tras el incendio que redujo las termas a cenizas se centró en la seguridad y la calidad del agua, manteniendo el aforo original de 70 personas. Villuendas subraya la inversión en mejoras técnicas, incluyendo más de 90.000 euros en nuevos equipos de cloración y fotómetros. Todo ello para unas aguas termales que «mantienen su calidad característica, manando la 64°C, solo dos menos que la de las Burgas con ese olor a azufre y sulfuro que es lo que atrae a la gente a aprovechar las propiedades que son muchas de las que podemos presumir en el corazón del termalismo».

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