Incertidumbre a punto de dar a luz: «Da miedo parir en estas condiciones»

Mujeres embarazadas se concentrarán para reclamar una asistencia «digna y segura» en el hospital de Ourense ante la inquietud de profesionales y madres sobre el inminente traslado del paritorio

Mujeres embarazadas, a las puertas del hospital de Ourense.

Mujeres embarazadas, a las puertas del hospital de Ourense. / Roi Cruz

Javier Fraiz

Javier Fraiz

Ourense

El próximo martes, mujeres embarazadas a las que respalda el colectivo Arrolos de Teta se concentrarán en la puerta del hospital de Ourense —piden a la ciudadanía que se sume— para mostrar su rechazo contra las condiciones «deplorables» del «inminente» traslado del paritorio a la zona de Cirugía Mayor Ambulatoria.

«Parir con dignidad»

«Parir con dignidad en nuestra ciudad» es el lema de las mujeres que se movilizan, entre las que corre la indignación y se mantienen los recelos pese a la versión que el Sergas da a este periódico acerca de que la situación del paritorio temporal, al que se realizará el traslado en pocos días, será la adecuada.

«Carece de las condiciones mínimas para garantizar una asistencia sanitaria digna y segura para las familias, así como unas condiciones de trabajo dignas para que el personal del paritorio nos pueda atender correctamente», cree el colectivo. «Exigimos una alternativa segura y salubre», reivindican las madres. El área sanitaria promete que las necesidades de intimidad, confort y bienestar estarán garantizadas.

Estrés en el embarazo

«Esta situación de inestabilidad en la que están en peligro las condiciones mínimas para poder tener un parto digno y respetado producen un gran estrés en nosotras, lo menos recomendado en nuestra situación. Ni siquiera nos garantizan derechos básicos como privacidad, medios higiénicos y espaciales adecuados», exponen en un manifiesto las mujeres.

Dar a luz a sus bebés, «que debería ser el mejor momento de nuestras vidas, está a punto de convertirse en una experiencia amarga y estresante, más propia de un hospital de campaña que de un hospital provincial en pleno siglo XXI», claman. Un grupo de estas madres se reúne con FARO y traslada su inquietud.

Mujeres embarazadas en la entrada del hospital.

Mujeres embarazadas en la entrada del hospital. / Roi Cruz

Testimonios de las afectadas

Ayelen Fonseca, de 24 años, espera a su segundo hijo. El 10 de agosto es la fecha probable de parto. A un mes de salir de cuentas pesa la incertidumbre, «por cómo serán las condiciones para parir».

Elena Damián, de 30 años, también afronta su segundo parto, previsto para noviembre. «Me da miedo pensar en estas condiciones y me estoy replanteando irme a otro hospital, que está mucho más lejos, con todos los riesgos que eso conlleva, pero me niego a parir en estas condiciones y a romper uno de los momentos más bonitos de la vida», expresa esta madre.

Sara Seoane, de 31 años, tiene su fecha probable de parto el 16 de julio, coincidiendo con los días de estreno del paritorio en su ubicación provisional. «Por la incertidumbre y por la falta de buena gestión, me niego a venir aquí si surge otra posibilidad. Es surrealista tener que estar en una semana 38 pensando en tener que hacer una protesta. Venir aquí con tranquilidad a parir se está viendo imposibilitado», lamenta.

Falta de garantías

Jennifer Prado, de 38 años, está embarazada por primera vez. El 29 de agosto sale de cuentas. «Siento bastante enfado, esto no debería pasar en un hospital de primer nivel asistencial. No deberíamos estar nosotras como usuarias ni tampoco el equipo sanitario velando por unas condiciones normales. Es la administración y la gerencia las que deberían querer mejorar, y no al contrario», afea.

Adriana Martínez, de 38 años, tendrá a su segundo bebé, con fecha probable a finales de noviembre. Su primera hija nació en el hospital de Verín, en plena pandemia. «Ahora me encuentro, cinco años después, con que tengo que plantearme marcharme fuera por las malas condiciones en el hospital que está más cerca de mi casa».

Respuesta insuficiente

La respuesta del Sergas, que garantiza «intimidad y confort», no ofrece tranquilidad a estas madres. «No da ningún tipo de garantía, absolutamente cero». Lamentan la falta de información pública y clara. «Es una acción y reacción, como en la anterior manifestación tras el derribo», considera Sara.

«En vez de estar descansando y disfrutando de los últimos momentos del embarazo te ves pensando en que no sabes dónde vas a parir ni en qué condiciones, y tienes que luchar por esto; es surrealista», dice Ayelen.

«Con nuestros impuestos se ofrece una calidad que no cumple ni los mínimos. Pagamos la sanidad como contribuyentes y ¿qué nos están ofreciendo?», apunta Jennifer.

«La concentración es una demostración del cabreo de mujeres embarazadas. La indignación es tal que prefiero venir aquí en la semana 38, para pelear y protestar y que no me tomen el pelo. Prefiero eso a quedarme en casa sentada sintiendo que se ríen de mí», finaliza Sara.

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