El riesgo de los trabajadores a pie de calle debido a las altas temperaturas
Las máximas históricas alcanzadas durante este mes de junio dejaron valores por encima de los 40 ºC en puntos de la provincia de Ourense, dificultando la tarea de operarios al aire libre

Trabajadores tratan de refrescarse ante las altas temperaturas.| Iñaki Osorio
Antía gallega
Existen muchas recomendaciones para paliar los males que provocan las olas de calor, sin embargo, ¿qué sucede cuando no hay opción? ¿Cuando no se puede parar, o no existe, si quiera, un enchufe para el aire acondicionado?
Es el caso de muchos de los profesionales que ejercen sus trabajos a pie de calle. Personal de obras y mantenimiento, como Diego Currás jefe de Riela, se convierten en expertos que replican los consejos médicos los unos a los otros, ya que «a veces se está tan concentrado en el trabajo que a alguno se le olvida beber», comenta Currás, quien reconoce ya estar demasiado acostumbrado a pasar penurias por el calor y por ello no olvida la importancia de «no estar demasiado tiempo expuesto al sol, refrescarse y si en algún momento uno se encuentra mal, parar y punto», explica este trabajador.

Obreros trabajando en las alturas. | Iñaki Osorio
Sin embargo, ejercer bajo las altas temperaturas puede ocasionar situaciones peores que un desmayo. Como el suceso que tuvo lugar el pasado sábado en la ciudad de Barcelona: Montserrat de 51 años, trabajadora de la limpieza, falleció al llegar a su domicilio como consecuencia del desarrollo de su trabajo durante la ola de calor.
Por ello, se debe poner el foco en aquellos puestos que tienen mayor riesgo y tomar las medidas que correspondan en función de las labores a desarrollar.
Rafael Couceiro se encarga del montaje de vinilos y rótulos luminosos en las fachadas y admite que los exteriores se hacen «sufriendo», pero sí toman medidas para intentar hacerlo lo menos posible.

Trabajadores se hidratan con agua. | Iñaki Osorio
«En verano reducir el horario, de 7 a 16.00, de modo que el trabajo en el que nos va a afectar mucho el sol intentamos hacerlo a primera hora», cuenta Couceiro, quien recomienda «la gorra, gafas de sol y mucha agua».
Pero para algunos hidratarse se vuelve tarea complicada, como es el caso de Iván Carrera, que trabaja como repartidor en moto, por lo que aumenta la necesidad de que la empresa gestione de manera adecuada las pausas para evitar accidentes.
«Tenemos unas pausas cada cierto tiempo para poder beber, hidratarnos o descansar. Cada dos repartos podemos parar cinco o diez minutillos, además de dejarnos preparada agua fría y también hielo», relata este repartidor.
Otras, como es el caso de Sara Sofía Bejarano, se muestran agradecidas por tener un ventilador en la frutería donde ejerce como dependienta, a sabiendas de que muchos otros no cuentan con este «alivio» .
Bejarano detalla como el calor no solo le afecta en lo personal, sino que añade otras cargas laborales, como es por ejemplo, «refrescar la fruta para que no se pudra tan rápido» constantemente o cambiar su ubicación en función de las horas del día.
«Es necesario tener mucho cuidado. Hay personas que vienen a comprar y se marean, les baja la tensión... El otro día se cayó aquí una señora debido al calor», narra esta dependienta, tras unos días de máximas récord por todo el país que no perdonan a nadie.
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