Las ovejas también se hacen las uñas
No salen en los libros de profesiones, pero su trabajo es fundamental para el bienestar animal. Iván García es uno de los pocos podólogos ovinos de España, y ayer estuvo en Allariz para cuidar las pezuñas de más de 270 ovejas, una tarea especializada y poco conocida que evita infecciones y cojeras

Iván García, cortando las pezuñas a un miembro del rebaño. / Iñaki Osorio
L.G.
De pequeños, los niños sueñan con ser astronautas, policías, profesores, médicos...Pero ninguno — o casi ninguno— diría «quiero ser podólogo ovino». Tampoco lo dijo en su día Iván García, pero ahora es su profesión, un oficio del que presume con orgullo porque «en toda España somos muy pocos los que nos dedicamos a esto, no creo que lleguemos a la veintena, por eso viajamos por todo el territorio». Entre esos viajes ayer tuvo por primera vez una parada en tierras ourensanas: en Allariz.
El leonés, de la cuadrilla Esquiladores Montaña de León, se desplazó hasta la granja de O Rexo con su compañero Ousmane para atender las pezuñas de las 275 ovejas latxas— una especie típica del País Vasco— un reto que, si por número, desde el desconocimiento, puede parecer complicado, él lo desmiente. «Son muchas, pero se hace muy rápido, hemos tenido peticiones en otras zonas de España con una mayor cantidad, sobre 600 o 700 ovejas de media. En un pueblo de Toledo nos pasó que tuvimos que ir dos días para atender a 2.016 ovejas», recuerda con precisión antes de insistir en que la granja de O Rexo «se hace fácil».

Iván, Ousmane, José y Noa, rodeados de una parte de las ovejas que recibieron cuidados estéticos en O Rexo. | Iñaki Osorio / Iñaki Osorio
Su trabajo, tan solicitado que también los ha llevado hasta Portugal, consiste en preparar las uñas de estos animales para que no se hagan heridas y, sobre todo, para evitar infecciones en la zona de la piel que les impida el correcto uso de sus patas, o genere complicaciones. «Les cuidamos los cascos a las ovejas que están sobre todo estabuladas, estas salen mucho al pastoreo, así que tienen pocos daños, pero hay que estar pendientes para evitar posibles enfermedades como la del pedero, o pie patera, una enfermedad que hace llagas y les genera cojera», explica ilustrando que su trabajo «forma parte del bienestar de estos animales».
En detalle expone la importancia de recortarles las pezuñas, como si de uñas se tratasen, «para que tengan una buena pisada y no se les deformen las patas». Con ese mismo objetivo, Iván cuenta que «hubo compañeros de gremio que llegaron a cortar y limpiar las pezuñas a mano con unas tijeras». En la actualidad «se ha ido invirtiendo en el material eléctrico y desde hace años nosotros lo que usamos es un potro eléctrico donde las subimos para que nos queden accesibles las pezuñas. Una vez ahí, con unas tijeras, que también son eléctricas, pasamos a hacer los recortes».
La cuadrilla de la que forma parte empezó a trabajar en este mundo dedicándose a la esquila, de hecho, este mismo mes otra parte de grupo se desplazó hasta esta misma granja para quitar la lana de las ovejas. Pero Iván ya se incorporó como especialista en el cuidado de las pezuñas hace siete años. A lo largo de ese tiempo se ha recorrido la geografía española, especialmente la del norte peninsular, «Burgos, Salamanca, Soria, Segovia, Guadalajara, Toledo, Asturias...Hemos ido hasta Portugal», indica.
Pese a tantos viajes a sus espaldas, la provincia ourensana aún era desconocida para estos podólogos que en Allariz se presentaron con un potro limitado a dos únicas ovejas al mismo tiempo, suficiente para este trabajo en el que tardan «menos de 30 segundos por oveja» si está sana la pata, algo que pasó en la cita alaricana, donde los animales, tras el susto inicial de verse elevados por el utensilio, saltaban por la campiña con sus nuevos estilismos.
Para dirigirlas a su zona estaba Jose Mosquera, uno de los granjeros de O Rexo, quien explicaba que es importante que este trabajo se realice «dos veces al año» y «siempre por profesionales, por eso mejor ellos que nosotros», a pesar de que «nosotros estamos en el día a día cuidándolas y pastoreándolas. A primera hora de la mañana las ordeñamos, después salen al pasto y por la noche se recogen para ordeñar por segunda vez, siempre en grupos de 24, pero ya somos muy rápidos», celebra.
Para formar ese «nosotros» cuenta con la ayuda de Noa Blanco, estudiante del primer año de la FP dual de ganadería y sanidad animal, que realiza sus prácticas en esta granja, donde ya lleva tres meses. «Me encanta esto, me gustan muchísimo los animales y estoy encantada de estar aquí. De hecho, durante algún momento libre he podido hacer yo alguna pezuña, porque mi abuelo también tiene ovejas y me gusta ayudar. Es un trabajazo para el que hace falta mucha maña ,y estos chicos la tienen», asegura.
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