La unidad que alivia el dolor a 1.500 pacientes al mes en Ourense: «Muchos sienten que les arreglas la vida»

La prevalencia en la provincia es mayor que a nivel nacional, con el envejecimiento como un factor clave: uno de cada cuatro ourensanos pasa por la clínica del CHUO que procura soluciones contra el padecimiento crónico

Profesionales de la unidad del dolor de Ourense, con un paciente.

Profesionales de la unidad del dolor de Ourense, con un paciente. / IÑAKI OSORIO

Javier Fraiz

Javier Fraiz

Ourense

Jesús Souto sufrió una lesión medular y le implantaron con cirugía una bomba de blacofeno, que libera un relajante muscular en el líquido cefalorraquídeo. Desde hace diez años es paciente de la unidad del dolor del hospital de Ourense, a la que acude cada mes para que le recarguen la medicación. «Es muy importante para la calidad de vida, me ayuda muchísimo», valora.

Luz Cánovas es jefa en funciones del servicio de Anestesia y Reanimación. En la unidad del dolor del CHUO trabajan dos médicos tres días a la semana y tres doctores dos jornadas, más un equipo de tres enfermeras, una celadora y una técnica en cuidados auxiliares. «Tenemos una media de 1.400-1.500 pacientes al mes. Nos mueve aliviar el dolor al paciente, recuperar su funcionalidad y darle confianza», resume la experta. El tratamiento «cambia la vida a la persona. A veces la mejoría de la funcionalidad es tan grande que el paciente no percibe la intensidad del dolor. Eso repercute en el sueño, la vida familiar y el sentido del humor. Es una de las unidades que más satisfacciones da desde el punto de vista de la medicina», añade.

«Tenemos una incidencia de dolor crónico por encima del dato nacional: en el área sanitaria de Ourense llega al 24-25% y en toda España va del 18 al 21%»

Luz Cánovas

— Anestesióloga responsable de la unidad del dolor del CHUO

Los principales perfiles

La mayoría de los usuarios tiene edad avanzada y un dolor musculoesquelético, lumbar, ciático o cervical, por el desgaste de los años, el sobrepeso o el efecto del trabajo duro en el campo, la construcción o en labores que exigen la carga de pesos. Hay otro porcentaje relevante con dolor neuropático, como el del nervio trigémino o el posherpético, después de un brote de herpes zóster.

La vacuna contra este virus reduce la intensidad de dolor, previene los episodios y las neuralgias asociadas, un malestar que puede surgir con una simple bajada de defensas o un cambio de estación. «Aquí son bastante frecuentes en relación a otras comunidades, quizá por la edad avanzada y la inmunodepresión», apunta Cánovas. «La neuralgia del trigémino es uno de los peores dolores, pero tenemos técnicas muy eficientes», añade la especialista.

Otro de los colectivos a los que asiste con más frecuencia la unidad es al de los pacientes oncológicos. La clínica del CHUO recibió hace tres años el distintivo de excelencia en la atención al enfermo de cáncer con dolor, de la Sociedad Española de Calidad Asistencial. «Hemos sido la primera unidad del dolor de España en recibirlo y la única de Galicia», valora Cánovas.

Una técnica en el quirófano para aliviar el dolor. |  Iñaki Osorio

Una técnica en el quirófano para aliviar el dolor. / IÑAKI OSORIO

El envejecimiento es uno de los principales porqués de la mayor prevalencia poblacional del dolor en Ourense. «Tenemos una incidencia de dolor crónico por encima del dato nacional: en el área sanitaria de Ourense llega al 24-25% y en toda España va del 18 al 21%».

El ejercicio y controlar el peso, claves en la prevención

También afecta a personas jóvenes con padecimiento físico por problemas como hernias asociadas al trabajo de oficina. «Fortalecer el físico y desarrollar la musculatura es un factor de prevención», confirma la especialista, que recomienda sesiones de fisioterapia y ejercicios como el pilates o la natación. «Hay trabajos que no se pueden evitar, pero con prevención y una escuela de la espalda se puede mejorar». Otro consejo es vigilar el peso. «La obesidad es una de las causas de dolor lumbar y cervical».

La unidad, que recibe pacientes de atención primaria y especialidades como Neurocirugía, Rehabilitación y Oncología, además de interconsultas de Urgencias, tiene dos espacios dotados de ecógrafo para realizar técnicas guiadas. En el quirófano, dos días a la semana, se hacen intervenciones como radiofrecuencias e implantes.

«La enfermería de la unidad del dolor está muy especializada», destaca la jefa. La programación de bombas como la de Jesús —un procedimiento que se lleva a cabo por ordenador— recae en el equipo de enfermeras. Apoyan a los anestesistas en las consultas y en las técnicas intervencionistas. También se encargan de tratamientos de iontoforesis —indicado para problemas de bursitis y tendinitis—, y participan en medicina regenerativa con plasma rico en plaquetas.

Las enfermeras de la unidad se ocupan de las curas de los implantes, de la infusión de fármacos antihiperalgésicos —para dolores generalizados—, así como de la estimulación magnética transcraneal, la estimulación eléctrica transcutánea —los TENS— y la colocación de parches de capsaicina. Estos últimos permiten aliviar el padecimiento durante cuatro meses y reducir el área del dolor, una solución que solo requiere de la estancia del paciente entre 30 y 60 minutos, evitándole, muchas veces, la toma de medicación oral.

La enfermera Laura Blanco aplica la estimulación magnética a una paciente de la unidad del dolor.

La enfermera Laura Blanco aplica la estimulación magnética transcraneal a una paciente de la unidad del dolor. / I. O.

«Calmar el dolor llena»

Laura Blanco es una de las enfermeras. Tienen consulta propia para los tratamientos y, además, apoyan en las técnicas infiltrativas de los anestesiólogos. «Calmar el dolor llena y, cuando es difícil, lo intentamos por todos los medios, nos preocupa y nos ocupa», asegura Blanco. La gente con mucho dolor transparenta su padecimiento, «y la desesperación se visualiza».

Los pacientes oncológicos acuden de forma preferente a la unidad, «los atendemos en el día o lo más pronto posible». También se procura ver cuanto antes a personas con neuralgia del trigémino, aplastamientos vertebrales u otras patologías urgentes.

«Hay personas que llegan a nuestra puerta con un dolor muy elevado y, tras ponerles un catéter epidural con fármacos, nos dan las gracias en el momento por el alivio instantáneo, que además se prolonga en el tiempo, porque el catéter se puede llevar al domicilio, o se mantiene en el ingreso si la persona está hospitalizada», explica la enfermera.

Creo que no valoras qué es estar sin dolor hasta que tu vida no se ve condicionada. Es muy satisfactorio ver cómo una persona con una vida completamente limitada te dice que su calidad ha mejorado enormemente tras ser tratada en la unidad

Alba González

— Anestesióloga residente de cuarto año

Una de las técnicas más innovadoras es la estimulación magnética transcraneal, que actúa en el córtex prefrontal. «El paciente mejora no solo en la intensidad del dolor, en algunos cuadros, sino también en cuanto a la fatiga y el sueño», explica Luz Cánovas. Se utiliza para la fibromialgia, el dolor generalizado y algunos cuadros de dolor neuropático refractario.

La estimulación también puede ser beneficiosa para el colectivo de pacientes con covid persistente, con más de 400 personas diagnosticadas en la provincia. Otro tratamiento indicado es la infusión de fármacos antihiperalgésicos. La unidad tiene el propósito de aplicar, a algunos pacientes seleccionados, la estimulación del nervio vago. Por ahora no se está usando en Ourense pero hay ya cierta evidencia científica sobre su efecto positivo en el síndrome poscovid.

Luz Cánovas, durante una intervención en el quirófano.

Luz Cánovas, durante una intervención en el quirófano. / IÑAKI OSORIO

Alba González es residente de cuarto año de Anestesia, el último de la formación en esta especialidad médica. «Creo que no valoras qué es estar sin dolor hasta que tu vida no se ve condicionada. Es muy satisfactorio ver cómo una persona con una vida completamente limitada te dice que su calidad ha mejorado enormemente tras ser tratada en la unidad. Muchas veces te ruegan: ‘Hágame lo que sea pero, por favor, ayúdeme a que se me calme’. A veces ni siquiera te piden que les quites el dolor, sino que se lo alivies un poco. Se conforman con sentir cierto nivel de dolor, pero que les permita llevar una vida. Muchos pacientes tratados en la unidad sienten de verdad que les han arreglado su vida», expone.

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