Culpable del homicidio de su compañera de piso y en un club, con agravante de abuso de superioridad

Tras una jornada de deliberación a puerta cerrada en la Audiencia Provincial de Ourense, el jurado popular llegó a la conclusión de que Fátima A. mató a su compañera de piso y en un club de alterne, Leticia Sanabria, una joven de Paraguay de 29 años, que fue víctima de una muerte por asfixia tras recibir varios golpes en un forcejeo con la acusada, la madrugada del 10 de septiembre de 2021.

El tribunal de ciudadanos —siete mujeres y dos hombres— considera a Fátima autora de un delito de homicidio, con la agravante de abuso de superioridad. Siete votos entre un total de nueve —el mínimo requerido para sostener una condena —fundamentan esta conclusión. El mismo número de jurados descarta que otra persona hubiera accedido al piso y matado a la víctima.

El fiscal, Miguel Ángel Ruiz, cuya tesis ha prosperado prácticamente en la totalidad, solicita una condena de 13 años de prisión —doce meses más que en la petición inicial de pena— y 150.000 euros de indemnización. La acusación particular, que ejerce Sonia Jiménez en representación de la familia de la víctima, pide 14 años, la alternativa que ya planteaba junto a su pretensión inicial, de 20 años por asesinato, delito que el jurado no ha visto probado.

Esta parte eleva la reclamación de indemnización hasta los 200.000 euros. La defensa, llevada por Jorge Álvarez, que pretendía la absolución de la acusada porque alegaba una supuesta falta de pruebas, solicita que la sentencia se sitúe entre los 7 años y medio y los 10 años de cárcel, como máximo. De acuerdo al veredicto del jurado, el letrado ve base para que se aplique una atenuante de drogadicción, y además él plantea otra de dilaciones indebidas, porque la causa es de 2021. La magistrada presidenta de este juicio con jurado, Amparo Lomo del Olmo, redactará la sentencia y fijará la pena en los próximos días.

Leticia Sanabria llegó de Paraguay a España y acabó ejerciendo la prostitución en el club Osiris de O Barco de Valdeorras, donde conoció a la acusada. Con su «personalidad fuerte y gran complexión física» —señala el objeto del veredicto—, la acusada tomó bajo su protección a Leticia, acepta el tribunal popular de forma unánime.

La víctima ganaba mucho más

La víctima tenía la «obsesión» de mantener a su familia en Paraguay, porque los suyos vivían en una situación de pobreza. Trabajaba en el duro mundo de la prostitución para pagar los estudios de sus hermanos y construirse una casa en su país, al que pretendía regresar al cumplir los 30, según trascendió en el juicio. El jurado ve acreditado por unanimidad que Sanabria tenía numerosos clientes y altos ingresos, «muchos más que la acusada», que además tenía elevados gastos, como un alquiler en Madrid, y era consumidora de drogas. Era habitual que le pidiera dinero a Leticia «y no le devolviera lo prestado», concluye el jurado.

Descartado el delito de asesinato

Siete de los nueve integrantes del tribunal popular entienden que la encausada mató a su compañera, pero no de forma sorpresiva y sin posibilidad de reacción o defensa. De manera unánime, el jurado descarta así que el crimen fuese un asesinato. Sobre las 3 horas de la madrugada del 10 de septiembre de 2021 ambas regresaron del club a la vivienda en la que residían en O Barco. Entre las 4 y las 6 de esa noche, cuando estaban en la habitación de la víctima, se inició una disputa y Fátima comenzó a agredir a Leticia, considera el jurado.

Le causó contusiones, un traumatismo craneoencefálico y una herida en un hombro con un objeto punzante. Siete de los nueve miembros del jurado creen que Fátima cogió algún objeto blando, se lo colocó a Leticia sobre la cara y la asfixió.

ADN y posicionamiento telefónico

Entre los elementos que el jurado ha tenido en cuenta para alcanzar el veredicto de homicidio, con base en las declaraciones de peritos como los forenses, guardias civiles y testigos, están el hallazgo de ADN de la acusada en una mano de la víctima y una fregona, así como una mezcla del perfil genético de ambas en una diadema.

Los teléfonos móviles de Fátima la ubicaban en la vivienda en las horas de los hechos, y una vecina escuchó pasos y un golpe seco en el piso del crimen. El cadáver presentaba lesiones que indican un intento de defensa por parte de la fallecida. Los jurados tienen en cuenta la «sobreactuación» de la acusada al llamar a emergencias y sus «contradicciones». Su carácter «fuerte y difícil» basa la agravante de abuso de superioridad.