Los agentes ven «escenificación» de un robo en el crimen de Leticia Sanabria
Para los guardia civiles el estado de la habitación tras el suceso apunta «al entorno cercano»

Los agentes durante la celebración de la jornada de juicio / Iñaki Osorio
L.G
La tercera sesión por el juicio de Leticia Sanabria se centró en las declaraciones de los agentes de Guardia Civil y Policía Local que accedieron a la escena del crimen en septiembre de 2021. Los agentes tomaron declaración a 141 personas entre vecinos, clientes, trabajadores, compañeros y conocidos de víctima y acusada. Todos apuntaron el carácter «posesivo», «manipulador», «mentiroso» y «violento» de la acusada.
Así lo explicó uno de los guardias civiles que se encargó de contar lo que vio en el lugar de los hechos, donde realizó la inspección ocular. A su criterio, «una escenificación» de un robo. Este hombre contó que en la habitación, donde se encontraba la víctima, la mesilla estaba movida y un cajón extraído y depositado en el suelo, pero la parte de arriba del armario «estaba perfectamente colocada». Era allí donde, supuestamente, la fallecida guardaba grandes cantidades de dinero ya que no disponía de cuentas bancarias. Los agentes sólo encontraron dos billetes de 50 euros y un billete de 5. No obstante, se encontraron con «joyas de mucho valor» y colonias y perfumes caros, lo que les hizo desconfiar.
Sospechas e hipótesis
Por esta razón pidieron intervenir los teléfonos de la acusada y de una amiga, la cocinera del club que declaró este martes como testigo. «Nunca volvieron juntas al piso y solo teníamos permiso para activar los micros si estaban las dos», explicó este agente aclarando que sospecharon de la cocinera porque «una de las hipótesis fue que alguien entró y sustrajo el dinero, pero alguien con llaves del piso», porque no había nada forzado, y «alguien que supiese donde lo guardaba, bien porque lo hubiese visto o bien porque se lo hubiesen dicho», lo que conllevó a que apuntasen «al entorno cercano».
Esa mujer realizaba en ocasiones labores de limpieza en el piso, y fue la segunda en llegar a la escena del suceso tras recibir una llamada de la acusada en la que, llorando, le decía que «Leticia estaba desmayada».
Este mismo agente también encontró «escenificación» por parte de Fátima— la acusada— ya que, al tomarle declaración, le dijo que tras haber estado al lado de la víctima se había caído en la habitación, desplazando ella la mesilla y deshaciendo la cama. «Supongo que lo dijo para poder alegar si encontrábamos ADN en base a esa caída, pero le pregunté a los paramédicos y no vieron eso», dijo.
Donde encontraron ADN de la acusada fue en la mano de la víctima, «algo que solo sucede si se ejerce mucha presión» y también en una diadema de lana, un objeto que según la hipótesis de este agente «pudo haber sido empleado en un intento de callarla en el marco de una pelea».
«Suponemos que Leticia estaba cansada de que le robase dinero y se produjo una pelea, intentó callarla y pudo usar la diadema para ello», introdujo apuntando que, a pesar de que los teléfonos de Leticia, tanto el de trabajo como el personal no han sido localizados, haciendo un doble de la tarjeta SIM pudieron ver la actividad del móvil y los datos que se encontraban en la nube, localizando un mensaje que ella le había enviado a un hombre que el martes declaró en calidad de testigo. En él le contaba que la acusada le debía 11.000 euros que le había prestado y que quería de vuelta.
Un préstamo sin devolución
Sobre el tema declaró una amiga de Leticia, trabajadora en el mismo club. Antes de que se fuese a vivir a un piso residía allí y Leticia le había comentado que «le faltaba el dinero de la habitación». Esa conversación fue más de un año antes de los hechos. En fechas similares fueron juntas a Ponferrada, en ese entorno, según su recuerdo y versión, la víctima le dijo que a F.A. «le molestaba que estuviese con otras chicas» y que «no sabía como cortarle lo de darle dinero». Poco después le volvió a confiar esa preocupación, «me dijo que no le devolvía el dinero, pero que seguía pidiendo».
Un móvil económico es el que consideran motivo del crimen tanto el Ministerio Público como la acusación particular y, por tanto, el dinero es un tema recurrente en las sesiones. Ayer los Guardia Civiles describieron un estudio que realizaron a raíz de una fotografía que Leticia le había mandado a su madre, meses antes, con un fajo de billetes que ascendía a 28.000 euros. Un dinero que hizo llegar a Paraguay en los últimos meses, porque según las estimaciones de los agentes, «ganaba entre 8.000 y 10.000 euros mensuales».
Leticia ganaba mucho y enviaba casi todo a su familia . Eso se ha dicho a lo largo de las tres sesiones y ayer fue también una manicurista la que expuso que escuchó una conversación sobre dinero en su puesto de trabajo. Víctima y acusada se desplazaron hasta Ponferrada, donde solían hacerse las uñas, y esta mujer aseguró que en una ocasión escuchó como la acusada le comentaba a Leticia que «su madre le pedía mucho dinero», aunque no le llamó la atención porque no notó una actitud controladora, sino como de «amigas».
Una lavadora a las cinco de la madrugada y dos teléfonos móviles sin señal
La desaparición de los dos móviles de la víctima—el personal y el de trabajo— también centró parte de la sesión. Hoy los peritos arrojarán luz sobre el posicionamiento de estos dispositivos, un tema en el que ya entró en la sesión de ayer la Guardia Civil, revelando que dejaron de dar señal pasadas las 10.00 horas, cuando la víctima ya llevaba 4 horas muerta.Tras elaborar un estudio comprobaron que, antes de esto, los teléfonos dieron señal en la habitación de la fallecida hasta las 06.00 horas, en la horquilla de la franja horaria en la que se calcula que se cometió el crimen. Pero, poco después uno de ellos realizó un movimiento.«Dio señal en la cocina, en vez de en la habitación», relató el agente, que también vio usos en el dispositivo cuando Leticia ya estaba sin vida. Entre ellos, la descarga de un antivirus y una búsqueda en una aplicación. Dejaron de emitir señal a las 10.24 y a las 10.37, respectivamente. También les llamó la atención el empleo de una lavadora. Después de un estudio de cuatro meses observaron que escasas veces la ponían de madrugada. Esa noche fue una de esas veces. A las 05.00. En esa colada había un edredón que un testigo reconoció que ese día estaba en la cama de Leticia, unas bragas, una sudadera con la que salió del club esa noche y «un chándal seco».
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