Jóvenes de la Generación Z: el relevo a un clero diocesano escaso y envejecido
Tres seminaristas aún veinteañeros fueron ordenados ayer diáconos
En un año serán sacerdotes, oxígeno para una diócesis con 223 curas, pero solo 147 de ellos en activo

Jaime Vales, Francisco Blanco y Carlos Barreira, en la misa de su ordenación. | Iñaki Osorio
M .J.A.
Jaime, Carlos y Francisco son veinteañeros y de la denominada ‘centennial’ o Generación Z, la de los «nativos digitales», pero su futuro elegido es bien distinto al de la mayoría de los jóvenes de su edad. Ayer fueron ordenados diáconos, el paso previo ya al sacerdocio, en un solemne acto en el Seminario Mayor de Ourense, aunque puede decirse que casi nacieron curas, y no es una hipérbole expresiva, pues su vocación sacerdotal, la «llamada», como ellos la denominan, les llegó cuando tenían 8 o 10 años de edad, reconocen.

El obispo (d), durante la celebración. / Iñaki Osorio
Estos nuevos diáconos que vivieron con este acto solemne oficiado por el obispo, Leonardo Lemos, «uno de los mejores día» de sus vidas, son el relevo generacional general para una diócesis como la de Ourense, que tiene en estos momentos a una veintena de personas formándose en dos seminarios, el Seminario Mayor Divino Maestro y el Seminario Mayor Redemptoris Mater Mater, en Beiro, con personas de distintas nacionalidades, según explica José Manuel Salgado, director del centro.
Un relevo imprescindible para suplir un claro déficit de sacerdotes, dado que de los 223 sacerdotes que hay en la diócesis solo 147 están en activo para 735 parroquias ; el 70% tienen más de 60 años de edad y entre los activos no faltan más de una docena de curas que superan con creces los 80 años y siguen oficiando misas. La media está en las 5 parroquias por sacerdote, pero el párroco de Cea, por ejemplo, Luis Calculadora, lleva 22 parroquias.
Jaime Vales, Carlos Barreira y Francisco Blanco decidieron que lo suyo iba de otro palo. Llevan ya su anillo que significa su entrega a la Iglesia. Para llegar a este diaconado pasan 5 años en el Seminario Mayor, y cuando acaban los estudios filosóficos y teológicos llega esta ordenación como diáconos, que celebraron ayer a la que sumarán un año más de formación previa a su ordenación como sacerdotes.
Carlos Vales tiene 24 años y es natural de la parroquia de A Inmaculada en Ourense. Está feliz, porque «el ministerio del diácono es servir en lo que el Obispo nos pida; ahora podemos bautizar, celebrar matrimonios e incluso celebrar las exequias de los difuntos.
«Tuve la primera inquietud vocacional cuando tenía como 10 años. Asistí a unos campamentos que organiza la diócesis en verano y ahí decidí entrar primero en el Seminario Menor y luego en el Seminario Mayor, en el que se fue confirmando mi vocación», explica.
«Influyó la fe de las abuelas»
Francisco Blanco tiene 22 años, es de la zona de Verín, y en su caso le espera también un año para la ordenación presbiteral.
«Mi vocación arrancó al ver un cura mayor que llevaba mi parroquia. Yo tenía unos 8 años y al comprobar su entrega y el modo en que le quería la gente, descubrí mi vocación, aunque mis dos abuelas influyeron también porque tenían una enorme fe». Tras 8 años en el Seminario Menor y 5 en el Seminario Mayor, a los jóvenes de su edad que no lo entiendam, les explica que Jesús y la fe le ha traido «la alegría» a su vida y con el sacerdocio «lo que que quiero es compartirla».
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