El desafío de estudiar para vivir del vino
La provincia de Ourense dispone de tres centros con titulaciones de formación profesional destinadas a trabajar en el sector vitivinícola: en Ribadavia, Verín y o Barco de Valdeorras
La falta de alumnos supone un reto para el presente y futuro de las bodegas

Alumnos del ciclo medio y del ciclo superior durante una de sus prácticas en IES O Ribeiro. / FdV
El sector del vino ourensano acusa la escasez de perfiles técnicos que realicen labores como podar y aplicar fitosanitarios. La instrucción para realizar este tipo de trabajos de la manera más eficiente es desconocida para la mayoría, especialmente lejos de los núcleos de la uva: se adquiere a través de una FP que en la provincia de Ourense se imparte en Ribadavia, Verín y O Barco de Valdeorras. La despoblación y la infravaloración a personas con titulación, entre las causas de este vacío en un campo que goza de buena salud en Galicia.
«Existe una falta de profesionales técnicos en bodega y viñedo, gente para aplicar fitosanitarios o podadores, por ejemplo», relata a FARO el enólogo Pablo Estévez. Esta carencia no se debe al aminoramiento del sector vitivinícola, pues «en Galicia existe una alta demanda de blancos». «A corto plazo, lo veo bien», añade el experto, que trabaja como asesor de bodegas en Ourense.
Otro especialista como José Manuel Martínez Juste remarca, igualmente, que el ámbito del vino «está viviendo un buen momento con grandes profesionales». Con todo, coincide, por otro lado, «que el relevo generacional no está tan asegurado», especialmente en los perfiles técnicos mencionados, «como jefes de campo, jefes de bodega, bodegueros…». Una de las razones que esgrime ante este déficit es que «la juventud no está tan por la labor» de realizar esta clase de tareas.
Precisamente con los jóvenes convive cada día Ángela Losada, profesora de Elaboración de Vinos en el IES O Ribeiro. En este centro, cuentan con un ciclo medio en Aceites de Oliva y Vinos y con un ciclo superior en Vitivinicultura. En cada uno de ellos hay dos clases -una para cada año de la enseñanza-. El primero ronda los ocho alumnos por generación y el segundo, entre 15-16.

Estudiantes del ciclo superior en Vitivinicultura en Ribadavia. / FdV
«Somos conscientes de que el sector pide técnicos para trabajar tanto en campo como en bodega», asevera la docente. No obstante, no consiguen captar la cantidad necesaria de alumnos. Ella estima que esto se debe, en primera instancia, a la «despoblación», aunque también al «desconocimiento» de la existencia de este modelo de disciplinas con gran salida laboral.
En cuanto a lo primero, Losada explica que, en su ciclo medio, con estudiantes en edad prohibida para manejar un coche, atraen normalmente a personas de la comarca de O Ribeiro. Con respecto a lo segundo, los propios profesores capean esa falta de información mediante visitas a diferentes localidades de la provincia.
«Prácticamente todo el alumnado, entre el 80 y el 100 %, que hace las prácticas tras los ciclos se queda a trabajar», admite la profesora.
Son diversas las vías que suelen escoger los escolares tras finalizar sus estudios. Unos optan por «trabajar en un laboratorio enológico, por la sumillería o por emprender con una vinoteca»; otros deciden ampliar sus conocimientos con la carrera de Enología -que no se imparte en Galicia- o con la Ingeniería Agrónoma, que sí está presente en Ourense.
Finalmente, en el IES O Ribeiro tienen todas sus esperanzas puestas en la futura implantación de la FP Dual para las formaciones relacionadas con el vino, que vendrá de la mano de «prácticas remuneradas», más atractivas.
Baja demanda de titulados
En Verín, es en el IES García Barbón donde se instruye en esta materia, y ya goza de la dualidad en su ciclo medio. La ocupación se sitúa en aproximadamente 10 alumnos. Enfatizan en una problemática: «La industria agroalimentaria no demanda a gente titulada, y cuando llegan personas con título, no las valoran como tal, pues acceden al mismo puesto y a los mismos sueldos que los trabajadores sin formación», reconoce Carmen Reguengo, jefa del departamento de Industrias Alimentarias del centro.
«La industria agroalimentaria no demanda a gente titulada, y cuando llegan personas con título, no las valoran como tal»
«El recorrido es pequeño en este sentido, pues los que estudian finalmente no estiman quedarse» en ese sector, abunda. Al mismo tiempo, Reguengo concuerda en que «hay oferta de trabajo en las bodegas», pero que, «bajo estas condiciones», no se consigue que «los alumnos tengan la viticultura y la enología como medios de vida».
Finalmente, la responsable del área sentencia que esto «es un error con vistas al futuro»: «Avanzamos hacia una vitivinicultura de precisión, con tecnología que necesita de una formación para su correcto manejo y para conseguir los resultados esperados, todo para llegar a la tan sonada sostenibilidad».
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