Investigación con el feminismo por bandera
Dos tesis doctorales y un trabajo de fin de grado realizados por alumnas del campus de Ourense en los ámbitos del patrimonio cultural, el turismo y la educación social han recibido el reconocimiento de la UVigo a través de los Premios Egeria, que distinguen la investigación con perspectiva de género. Andrea Mouriño, Almudena Otegui y Antía Juiz son las galardonadas.

Andrea Mouriño es la autora de la tesis doctoral mejor puntuada en los Premios Egeria / Fdv
La investigación con perspectiva de género puede devolver a la mujer al lugar que realmente ocupó en la historia, mostrar que una sociedad igualitaria y justa es posible y romper con los sesgos y estereotipos que siguen presentes en el conocimiento científico. Los Premios Egeria que concede la Universidad de Vigo desde 2014 apoyan precisamente la inclusión del componente feminista en los trabajos de fin de grado, fin de máster y tesis doctorales.
La última edición, correspondiente al curso 2023-2024, reconoce los estudios de ocho jóvenes investigadoras y tres de ellas son del campus de Ourense. Andrea Mouriño, que obtuvo la mejor puntuación en la modalidad de tesis doctorales por un trabajo sobre el papel que ocupa la mujer en la difusión del patrimonio arqueológico en el noroeste peninsular; Almudena Otegui, autora también de una tesis que estudia las desigualdades presentes en el turismo desde la perspectiva del ecofeminismo poniendo el foco en el caso de las camareras de piso y el movimiento de «Las Kellys», y Antía Juiz, con un trabajo de fin de grado sobre la polarización del discurso feminista en las redes sociales.
En su caso, Antía Mouriño comenta que afrotó el proyecto desde un «activismo implícito», buscando integrar la perspectiva feminista en la arqueología. Por ello, ve «muy positivo» que se promueva la inclusión de la perspectiva de género en la investigación: «Es importante poner sobre la mesa la necesidad de cuestionar los sesgos y desigualdades que a menudo permanecen invisibles en el conocimiento científico y en nuestro día a día», apunta.
Para Almundea Otegui, certámenes como los Premios Egeria, que valoran la perspectiva de género, son importantes porque «no solo dan visibilidad a las investigadoras e investigadores que nos enfocamos en temas de igualdad, si no que abren el camino a nuevas investigaciones que permitan entender la necesidad de una sociedad más igualitaria y justa».
También Antía Juiz declara el «orgullo» que supone recibir un premio que valora la perspectiva de género en la investigación. «Me parece muy importante y necesario que desde las instituciones educativas públicas se valore, fomente y celebre el trabajo crítico feminista de la sociedad», señala.
Los premios se entregarán el próximo 28 de enero, en el acto institucional que celebrará la Universidad de Vigo con motivo de la festividad del patrón, Santo Tomás de Aquino.
La mujer ausente
En su tesis, Andrea Mouriño analiza desde una perspectiva de género cómo se construyen las narrativas sobre el pasado prehistórico en el noroeste peninsular, con una atención especial al territorio gallego. Así, su trabajo se centró en investigar qué se cuenta y cómo sobre la prehistoria en museos, centros de interpretación, e incluso en las aulas, especialmente en los libros de texto y manuales universitarios, «para evaluar cómo se integra y representa la dimensión de género», explica.
Su intención, matiza, no era evaluar el grado de precisión histórica de los discursos, «sino comprender cómo se articulan, qué imagen ofrecen del pasado prehistórico y cómo representan —u omiten— el género, tanto a nivel textual como visual»,
Las conclusiones que obtuvo muestran que, con pocas excepciones, en el relato que se traslada «predomina una visión androcéntrica de la prehistoria». Este énfasis, detalla su tesis, recae en temas como la destrucción, la violencia y el poder, centrados en la figura del guerrero, mientras que aspectos fundamentales como los cuidados, el mantenimiento y la socialización, esenciales para la supervivencia humana permanecen en un segundo plano. Mouriño recalca, además, que «aunque parezca evidente, se trata de una narrativa cargada de estereotipos, con contadas excepciones, donde las actitudes sexistas están lejos de superarse y, en la mayor parte de los casos, hablar de género se reduce a ‘añadir mujeres’».
En el contexto gallego, los discursos suelen destacar tópicos como el progreso tecnológico, el control del territorio o el arte rupestre, en los que la dimensión de género está infrarrepresentada. «A menudo, su inclusión se limita a añadir figuras femeninas como elementos secundarios o ilustrativos, relegándolas a los márgenes del relato», describe.
Analizar los discursos permitió comprobar que se construye una realidad de género específica para cada sexo «definiendo lo que se considera normal y natural a partir de los modelos sociales del presente». Con un masculino activo —el hombre cazador-guerrero-agresivo-universal—, «que perpetúa un rol que ignora la complejidad de las categorías de género y justifica el comportamiento de los hombres en el presente», y un femenino pasivo, «en la línea del eterno femenino, que caracteriza a las mujeres como un colectivo homogéneo y minoritario, y legitima su ausencia en el relato».
Ante esta situación, Andrea Mouriño propone en su tesis una serie de pautas para replantear estas narrativas desde una perspectiva de género, a modo de guía, con el objetivo «no solo revisar el relato sino también subvertirlo, rompiendo con los estereotipos y construyendo nuevos imaginarios sociales que desnaturalicen las desigualdades de género».

Almudena Otegui analizó el movimiento de las Kelly / FDV
Las Kellys
La tesis doctoral de Almudena Otegui sobre el turismo y el ecofeminismo pone en el centro cuestiones como las condiciones de trabajo de las camareras de pisos, las dificultades que sufren las mujeres que viajan solas por el hecho de ser mujeres, la desigualdad laboral en el sector y los obstáculos a los que se enfrentan las mujeres emprendedoras, entre otras. «Son temas importantes que necesitan cambiar y mejorar», por ello, «la visibilidad que dan estos premios es un punto de partida para trasmitir que estos problemas existen y que como sociedad podemos hacer mucho por cambiarlos», señala la investigadora.
Su tesis ahonda en el conflicto de las Kellys a través de tres estudios cualitativos. El primero se centra en las condiciones laborales y el estrés que experimentan las camareras de pisos antes, durante y después de la pandemia, y la influencia que esto tiene en sus vidas. El segundo examina el emprendimiento que tiene lugar dentro del colectivo a través de la asociación de Las Kellys y el tercero es una propuesta de investigación para analizar cómo las condiciones laborales de los hoteles familiares podrían servir de ejemplo para otros establecimientos.
Los resultados, explica Almudena, «no solo describen las condiciones laborales y de vida, y la lucha de un grupo de mujeres por mejorarlas frente a la desigualdad y las injusticias, sino también cómo su lucha pone de relieve la necesidad de un cambio en los modelos de consumo de la sociedad, enfatizando las condiciones de los trabajadores». Además, añade, «ejemplifican el potencial de los esfuerzos colectivos femeninos para transformar tanto la fuerza laboral como la sociedad».

Antía Juiz, premiada por su trabajo de fin de grado. / FdV
El feminismo en las redes
El trabajo de fin de grado que otorgó el premio a Antía Juiz se titula «El discurso en disputa: Polarización narrativa sobre feminismo en las redes sociales» y compara a dos influencers –María Pombo y Sindy Takanashi– con discursos polarizados sobre el feminismo para averiguar qué efectos tiene esto en el movimiento social.
La investigadora sostiene que el auge de las redes sociales digitaliza la desigualdad sexual y la violencia de género, creando también un «patriarcado virtual» en internet. «Queda en manos de los usuarios discernir entre mensajes antifeministas, cargados de misoginia; mensajes postfeministas, basados en el empoderamiento individual que no ofrecen oportunidad para el cambio social, y mensajes feministas, que respetan los objetivos de la agenda política del movimiento».
El trabajo analiza la narrativa de María Pombo y Sindy Takanashi y cómo sus discursos son diferentes a la hora de abordar temas como el papel que tiene la mujer en la sociedad, la maternidad, los derechos sexuales y reproductivos, la belleza, la cosmovisión del amor, los roles de género o el ámbito profesional. La investigación realizada por Antía en su TFG concluye que «la difusión de discursos polarizados sobre feminismo en las redes sociales tiene consecuencias negativas para la lucha feminista», y afirma que «esta polarización desfavorece y perjudica al propio feminismo y a los derechos de las mujeres y las niñas».
En este sentido, sostiene que desde la educación social «es preciso actuar conscientemente y acompañar defendiendo los valores feministas, desmontando las nuevas formas emergentes demonizadoras del feminismo, prestando especial atención a las etapas más vulnerables del desarrollo personal: la niñez y la adolescencia». En esta profesión, incide la investigadora, «se vuelve indispensable defender los derechos de las mujeres y las niñas, y esto debe aplicarse en todo los ámbitos de intervención».
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