Serpientes de fuego bajo el frío

Al caer la luz, entre ‘o lusco e fusco’, el gran fachón de paja, de casi medio centenar de metros de longitud y en cuya elaboración se invierte más de una semana con la colaboración vecinal, empieza a arder y recorre en una procesión de fuego la noche de Castro Caldelas, que vibra con una tradición, en la fecha de San Sebastián, que mantiene vivo un rito ancestral relacionado con las creencias y supersticiones sobre la purificación frente a enfermedades.

Otras 500 estructuras de paja de mucho menor tamaño se consumen con las llamas bajo la mirada de los vecinos y visitantes, en medio del frío, en una jornada con una mínima por debajo de 0 grados y en la que la temperatura no subió de 6, según Meteogalicia. La procesión finalizó en una gran hoguera frente al santuario.

En la fiesta posterior, amenizada con música, los asistentes disfrutaron de productos típicos del invierno, chorizos asados con pan. Un manjar simple pero delicioso, acompañado con vino de la Ribeira Sacra y, más avanzada la noche, también con el alcohol espirituoso de la queimada. La Festa dos Fachós está declarada de Interés Turístico.

El gran día es posible gracias a la implicación activa de numerosos vecinos, de distintas edades y generaciones, en un proceso que lleva más de un año y está muy vinculado al ciclo agrario, por lo que algunas teorías consideran que esta tradición puede remontarse en el tiempo a ritos relacionados con el sol, que es el gran motor de las cosechas y va creciendo progresivamente desde el solsticio de invierno.

El centeno sembrado en verano y recogido al año siguiente, con el método tradicional de la siega y la malla con el que se obtiene la paja, es la materia prima con la que se confeccionan las estructuras, prensando el cereal, atándolo para que sea compacto, y finalmente portándolo como fachón.

El conselleiro de Emprego, Comercio e Emigración, el ourensano José González, participó en la inauguración de la fiesta, junto a la alcaldesa de Castro Caldelas, Sara Inés Vega. La Xunta destaca que se trata de una de las tradiciones más significativas de Galicia, alrededor del simbolismo y el culto al fuego.

González considera que el patrimonio cultural gallego es un elemento clave para «vertebrar el territorio». Fiestas arraigadas como la del 19 de enero en Castro Caldelas «no solo contribuyen a preservar las tradiciones y atraer visitantes, sino que también generan nuevas oportunidades en el rural, dinamizan la economía local y fortalecen el tejido social», subraya José González.