Un presunto atracador al que la víctima identifica transfirió ese día dinero a su país a su nombre

La perjudicada, a la que el delincuente empujó contra el mostrador de su puesto de quesos, reconoce al encausado «sin ninguna duda», pero él afirma que «nunca haría daño a una mujer»

El encausado intervino en el juicio por videoconferencia desde la prisión de Mulas, en León. |  FdV

El encausado intervino en el juicio por videoconferencia desde la prisión de Mulas, en León. | FdV

Javier Fraiz

Javier Fraiz

Cuando los policías le dieron el alto en la calle Rey Soto y le pidieron su documentación, él se identificó con un nombre ficticio y, en el momento que le indicaron que debía acompañarlos a comisaría como sospechoso de un robo violento en la plaza de abastos de Ourense, se echó a correr para intentar eludir a la autoridad. Los agentes de la UDEV lo atraparon en la calle Vicente Risco —intentó esconderse en una herrería— y lo detuvieron como el presunto autor del atraco cometido ese mismo día en un establecimiento de venta de quesos del mercado principal de la ciudad.

Varios elementos lo señalaron como sospechoso en el momento de la detención. Llevaba un reloj «muy significativo» —expresó uno de los policías de la investigación—, grande y dorado, como el que la víctima había descrito tras el suceso. Además, en la mochila tenía un chaleco verde que también detalló la perjudicada. El sospechoso aún conservaba un justificante del envío de 1.328 euros a su país, Rumanía. Una trasferencia de la que él mismo era el beneficiario.

"Se me acusa de unas cosas que no hice", se defiende

La Fiscalía solicita una condena de dos años de prisión y 300 euros de multa para el encausado por este robo violento y por un delito leve por las lesiones que sufrió la perjudicada. La dueña de la quesería lo identificó como el autor de los hechos, «sin ninguna duda», subrayó en el juicio, celebrado este viernes en el Penal Número 2 de Ourense. El encausado, que compareció por videoconferencia desde la prisión leonesa de Mulas, niega su participación. «Se me acusa de unas cosas que no hice. Nunca le podría hacer daño a una mujer», manifestó en su defensa. La víctima no solo lo reconoció con toda certeza en la vista. También lo hizo cuando vio los fotogramas de las grabaciones de seguridad.

El robo ocurrió sobre las 15 horas del 17 de marzo de 2023, cuando la dueña del puesto de quesos terminaba la jornada. «Estaba de espaldas, escuché un ruido y lo vi al lado del cajón». El ladrón había forzado la cerradura. «Vi cómo metía la cartera en el pantalón, le llamé la atención, me empujó contra el mostrador, forcejeamos y salí corriendo detrás de él», describió la comerciante en el juicio.

Un robo de 3.700 euros

El modus operandi del delincuente apunta a un hurto al descuido, que derivó en un robo violento cuando se vio descubierto. «Me empujó, me golpeé en la parte lumbar contra el mostrador y me rasqué en los brazos cuando me agarró. Después volvió a empujarme», relató la testigo.

En el cajón, la empresaria guardaba, según su manifestación en el juicio, 3.700 euros, entre los 2.800 de la recaudación de ese día y dinero para cambio y pagos en efectivo a los proveedores. La compañía aseguradora abonó a la comerciante 1.500 euros, la cantidad que tenía cubierta en su póliza para un robo.

El encausado niega que hubiera cometido el atraco, pese a que en las cámaras de seguridad de la plaza aparece con un chaleco verde, como el que llevaba encima cuando lo detuvieron. «Estaba por allí», dijo. Pasó por las instalaciones del mercado pero no acudió a la quesería, sino que se dirigía al parking de la Alameda. Esta es su versión.

Sede provisional de la plaza de abastos de Ourense.

Sede provisional de la plaza de abastos de Ourense. / I. OSORIO

La víctima estuvo unos días de baja y sufrió un dolor en un hombro —el diagnóstico fue una tendinitis—, una incomodidad que aún persiste casi dos años después. «Trabajo con mis brazos y sigo teniendo molestias, no sé si por esto o porque se acrecentó con el trabajo. Voy al fisioterapeuta una vez por semana», relató la testigo. Además, recibe atención psicológica a raíz de estos hechos, añadió.

Otros dos hurtos, tres días después

El presunto atracador de la plaza también está acusado de dos hurtos al descuido registrados en Ourense tres días después, en una librería y en una clínica de fisioterapia. En el primer establecimiento, presuntamente entró en el almacén, se apoderó de la tarjeta de una trabajadora y la usó en un estanco que, curiosamente, está justo enfrente de la comisaría.

Cargó un gasto de 7,30 euros. «Compré un paquete de tabaco», reconoció. La Fiscalía solicita un año de prisión por estafa y una multa de 300 euros por delito leve de hurto. La defensa considera que las cámaras del establecimiento, en las que se ve el rostro del encausado, solo prueban «que estaba allí», pero no que cometiese la sustracción. El uso posterior en el estanco de la tarjeta de la librera debe ser considerado delito leve, cree el abogado.

Sustracción de documentación

El sospechoso sembró dudas sobre su posible participación en la sustracción de la clínica, donde desapareció la documentación de una fisioterapeuta —DNI, carné de conducir y tarjeta sanitaria—, trámites que la profesional se vio obligada a renovar. «Puede ser, no me acuerdo», dijo el acusado cuando le preguntaron si estuvo en el lugar y se llevó los efectos. En la época de los hechos, añadió, consumía cannabis y marihuana. En ese negocio nadie llegó a verlo de frente. La Fiscalía pide por estos hechos una multa de 300 euros.

En relación al robo de la plaza, la defensa solicita que, en caso de condena, la magistrada tenga en cuenta la «menor entidad» del hecho violento. El letrado cree que no está probada la relación «causa-efecto» entre el suceso y el dolor de la víctima porque la mujer acudió al centro de salud seis días después. Ella explicó que lo hizo cuando el dolor se intensificó. Además, el defensor considera que la cantidad reclamada no está probada.

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