Pasa con sus vacas por delante de la casa de un vecino al que tiene prohibido acercarse

Entre los dos hombres hay una situación de enemistad que suma cuatro denuncias y que se salda, en este caso, con una condena por quebrantamiento

Dos vacas en el horizonte, al amanecer.

Dos vacas en el horizonte, al amanecer. / BRAIS LORENZO-EFE

Javier Fraiz

Javier Fraiz

La mala relación de vecindad entre dos hombres de una aldea de Chandrexa de Queixa suma cuatro denuncias. En una de estas causas, el Penal 1 de Ourense impone una multa de 2.520 euros a uno de estos vecinos, que quebrantó una medida cautelar de alejamiento, dictada en junio de 2024 por el juzgado de Trives, que le prohibía aproximarse a menos de 150 metros del denunciante, una restricción que también afectaba a cualquier comunicación.

La tarde del 12 de julio, sobre las 21 horas, el encausado pasó en dos ocasiones con sus vacas por delante de la vivienda de su vecino, pese a que disponía de otra ruta para llegar a casa. El perjudicado se encontraba en el interior de su domicilio. Cuando el encausado se dio cuenta de su presencia, gritó la frase: «Me cago en Dios, que está este en casa». Son los hechos probados de una sentencia que no es firme. Cabe recurso de apelación a la Audiencia.

El denunciante, que sostiene que no se lleva ni bien ni mal con el otro hombre, sino que quiere que no le moleste, ratificó su versión en el juicio. Según dijo, primero pasó el acusado con las vacas por delante de su casa, después su mujer en coche y, a los cinco minutos, volvió a pasar el encausado por delante de la casa del vecino, a unos 40 metros.

Alegó que quien pasó fue su hijo adolescente, pero el denunciante distinguió que se trataba del acusado

El encausado admitió que conocía la existencia de la orden de alejamiento pero alegó que no fue él quien pasó y gritó, sino su hijo, que llevaba el ganado. Pero el denunciante subrayó que, por edad y características, es fácil distinguir al padre del hijo. Este último es un adolescente, mientras que el progenitor es calvo.

La frase, que el acusado no niega, «demuestra la sorpresa de encontrarse» al vecino en casa, «al que no se podía acercar», observa el juez Esteban Basalo, autor de esta sentencia como sustituto en el Penal 1 de Ourense. La versión del denunciante «adquiere la verosimilitud suficiente como para considerarse prueba de cargo relevante», puesto que «en todo momento, la explicación de lo sucedido es totalmente persistente en el tiempo, sin que se hayan apreciado contradicciones».

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