Turismo, familia y cumpleaños entre 2 y 40 grados
Variedad de perfiles, y acentos, componen al grupo de bañistas que este sábado se sumergió en las termas de Muíño da Veiga, después de emerger con sus coches de entre las nieblas que se extendieron por la provincia. Falta de señalización, y otros handicaps, no fueron motivos para la cancelación del plan.
Á. J. Vidal
Un ‘arre demo!’ salió disparado de la boca de Aroa, pontevedresa y una de las personas que se atrevió este sábado a probar las aguas de las termas de Muíño da Veiga, en su primera sumersión tras dejar el albornoz sobre la piedra. Nublada y con una máxima de 11 grados, la mañana que se presentó ayer puede que no sea la más afable para todo bañista. No quita, a su vez, que fuese el día más que apropiado para otros. Enrique Camoeiras, portavoz de la plataforma ciudadana Amigos das Termas, sostiene que «lo más sano es venir a bañarse todos los días» y que debemos disfrutar «de este bien que tan poco valoramos» al máximo.
De las 17 aguas termales con las que cuenta la provincia de Ourense, solo dos se encuentran abiertas y habilitadas para su uso público a día de hoy. «Las de Muíño da Veiga no están dotadas de los recursos humanos y materiales necesarios para una buena experiencia», apunta Camoeiras, lanzando la recomendación de que lo óptimo sería «una señalización que indicase al usuario la toma de responsabilidad en caso de uso de las instalaciones». De producirse una caída, resbalón u otro tipo de accidente, «la culpa sería del Concello de Ourense», recuerda.
Desde la plataforma, una de las reclamaciones clave es la puesta en conocimiento público de la empresa encargada de realizar los trabajos de adecuación y los de distribución de aguas. «Nos preocupa que cada día, según indican los técnicos, se pierdan mil litros de agua que, además, no están adecuadamente filtrados y pueden dañar las estructuras de edificaciones próximas, como la del puente», concreta Camoeiras. También hace referencia al «tipo de materiales utilizados incorrecto, siendo el cemento mala elección por temas de filtración».
Otro hándicap que subraya, tanto el representante de la plataforma como una de las bañistas, es el relacionado con las zonas habilitadas para el estacionamiento de vehículos. Cintia, que vino desde la localidad del norte de Portugal de Póvoa de Varzim, organizó «un viaje para acabar el 2024 en Galicia» con una amiga cercana. El viernes probaron las aguas de Prexigueiro y «gracias» a dar con otras dos personas perdidas pudieron «llegar a las de Muíño».
En ambas ofertas termales, la portuguesa señala los mismos puntos «a mejorar»: «La divulgación y la comunicación». Compara las de Muíño da Veiga con las de Caldas Novas, en Brasil, para concretar que un «equilibrio» entre «el descuido y desatención» de unas y la adaptación para «optimizar la masificación turística» de otras sería lo óptimo.
Precisamente, «desde Ourense deberíamos aprender de Portugal», recalca Camoeiras. «En el país vecino, las aguas termales son recetadas dentro del tratamiento para diferentes enfermedades», especifica. Pone en relevancia el dato de la mortalidad en la provincia: «Junto con la población de la isla japonesa, también termal, de Okinawa, Ourense es la otra ciudad con población más longeva». Para retratar el dato, cuenta la presencia de personas mayores en la plataforma que, incluso durante la pandemia, «se bañaban todos los días en las termas de A Chavasqueira».
«Relajación de músculos, cuidado de la piel, eliminación de toxinas...», empieza a enumerar el portavoz. Aconseja a todos a probar las termas, incluso a los que «tienen problemas de corazón o varices». Con cuidado y atención, todo se puede disfrutar.
De la salud a la cartera, Camoeiras también resalta el potencial económico de esta oferta: «Si quisiésemos, incluso, en Ourense podríamos mantenernos y vivir a partir del termalismo». La que es segunda potencia termal europea cuenta «con potencial de sobra» para la generación de «miles de puestos de trabajo» entre vigilantes, fisioterapeutas, camareros...
Desde Pontevedra, Paloma acompañó a Aroa en la primera experiencia de termas ourensanas. «Habíamos ido a un balneario antes pero nunca a unas termas naturales y nos hablaron muy bien de las de aquí», cuenta la primera. El motivo de su visita no es menor: «Reservamos este fin de semana exclusivamente para nosotras porque el que viene celebramos nuestro vigésimo cumpleaños». Cada una se encargó de reservar o planificar una actividad, este domingo disfrutarán de «un viaje en catamarán por el río Sil» y un «paseo por el centro de Ourense».
Volver 13 años después
Hacía más de trece años que la ourensana Bea no se bañaba en una terma. Acompañada de su hijo Dani, las de Muíño fueron las primeras que le hicieron revivir tiempos pasados y corroborar la teoría que ya sabía: «Cuanto más frío hace fuera, más a gusto estás dentro de las pozas». Aún con otras termas por visitar, y revisitar, madre e hijo piensan en darse otro chapuzón «algún día próximo» y hacer de esta experiencia una «tradición de fin de año».
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