Compañía, baile y tenedor: regalos en O Carballiño para mayores que viven solos
Desde el 24 de diciembre, 130 mayores de 60 años que viven solos de A Coruña y Ourense disfrutan de una estancia en la residencia de tiempo libre de O Carballiño. Dentro del programa público ‘Xuntos polo Nadal’, los inscritos disfrutan en las fechas navideñas de clases de baile o campeonatos de «tute», además de compartir historias, anécdotas y compañía.
Ánxela J. Vidal
Hasta el 7 de enero, un gran grupo de coruñeses y ourensanos disfrutará, y compartirá, el tiempo de fiestas en la residencia de O Carballiño. Dentro del programa público y gratuito ‘Xuntos polo Nadal 2024’, impulsado desde la Consellería de Política Social e Igualdade, se organizan estancias en este centro en y la residencia de tiempo libre de Panxón para mayores de 60 años que viven solos.
De 10.00 a 12.00 hay actividades deportivas, y de 17.00 a 19.00 horas, dinámicas lúdicas o de ocio por la localidad. Así es la «hoja de ruta» que siguen los dos monitores y la trabajadora social que conforman el equipo humano que dirige y acompaña en las jornadas. La programación «está abierta siempre a sugerencias», como la del concurso de baile de la noche de este jueves, que organizó la monitora Gabriela tras las peticiones de una gran parte del grupo. «Les encanta bailar», destaca.
Además del compás, otra constante dentro de las instalaciones son los ritmos musicales: «Después de las cenas, en Nochebuena, Fin de Año y Reyes viene un grupo de música. En los demás ratos, y días, nosotros nos encargamos de pinchar», cuenta Miguel, un monitor que lleva seis años coordinando actividades y siendo testigo de «las llegadas bonitas» de los mayores.
Una convivencia en «redes»
Cada Navidad, los usuarios «se conocen y se reconocen», establece el monitor, especificando que en «las redes que se generan» se puede diferenciar entre aquellas «personas que vienen solas una primera vez para conectar», las que «eran vecinas en sus respectivas zonas y no se conocían» o aquellas que «repiten la experiencia con gente que conocen aquí».
El último es el caso de Adela, para quien «el contacto» es lo más importante. Entre Panxón y O Carballiño, lleva cuatro años disfrutando del programa y ya cuenta con su propio «grupo de mujeres de confianza desde el primer año», con las que ya es costumbre repetir.
Al contar con plazas limitadas, no es extraño que alguna de las compañeras «se quede en tierra», como es el caso de Elisa de Verín, a la que Milagros echa de menos este año: «Estamos muy tristes, este sería su segundo año en el programa». Sin perder la esperanza y destapando su plan con sus amigas, reconoce: «Para el año que viene, iremos todas, o ninguna, a la residencia de Panxón».
El primer paso es dejar atrás «el pánico», el que apunta Loli que sintió en su primera experiencia hace 19 años: «Me gustaba mi casa, no las residencias. Ahora estoy encantada». En el tercer día de la estancia, Loli ya le ha dicho a una monitora que se verán de nuevo en el 2025.
Loli, con la cadera recién operada, estaba a punto de salir a disfrutar de un paseo por la localidad en la mañana soleada de este jueves. Y es que los usuarios cuentan con total autonomía para decidir realizar planes por su cuenta en O Carballiño, o para sumarse a alguna de las actividades integradas en el calendario de actividades completo y pensado para cubrir toda necesidad, y sensibilidad, del numeroso grupo por parte de los monitores deportivos y de tiempo libre y pr la trabajadora social.
De usuarias a «hermanas»
La primera vez de Telma, de Guatemala y residente en A Coruña durante veinte años, también fue sola y «no tenía miedo a dejarlo» de estar incómoda. Carmen, de A Laracha, hizo que «pasase todo lo contrario», incluyéndola en su grupo establecido en diez años de estancias «como si fuese su hermana» desde que se conocieron en el autobús. La soledad a la que estaba acostumbrada Telma ya es un fantasma de las Navidades pasadas.
El dolor y el miedo, que se volvieron más presentes en la vida de la guatemalteca desde que sufrió un ictus el pasado verano, se convierten también en humo con «una bachata de Chayanne», la «cumbia Jugo de Piña» o una lambada que no tiene reparo, y sabe que será de buen recibo, en pedir a Miguel para amenizar las noches en la residencia.
«Vida, nada me debes, vida, nada te debo, vida, estamos en paz», recita Telma a Amado Nervo, relacionando que lo único que podemos hacer todos, residentes de la estancia y aquellos que estamos fuera, es «disfrutar, hacer el bien cuando se pueda y nunca olvidarse de vivir». Ciento treinta vidas que, durante 15 días, se ven unidas y bien acompañadas para cumplir este objetivo.
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