Sufrió el calabozo por denuncias falsas de su exnovia, que lo acusó de violación y maltrato: «Me dijo: "Te voy a joder la vida"»

Tras culpar al varón de agresiones inexistentes, incluso aportando fotos falsas, la acusada deberá indemnizarlo y seguir a tratamiento por un trastorno mental | «El daño ya no es reparable», lamenta el perjudicado

El perjudicado, junto a su abogada, Ana María Rey Prada, en el juzgado de Ourense. |  J. F.

El perjudicado, junto a su abogada, Ana María Rey Prada, en el juzgado de Ourense. | J. F.

Javier Fraiz

Javier Fraiz

Carlos y Mónica llevaban siete meses siendo pareja. Convivían casi desde el principio en A Rúa de Valdeorras. Cuando él decidió cortar la relación, en 2022, ella lo denunció ante la Guardia Civil, después de haberlo advertido. Mintió, se inventó falsos malos tratos y tres supuestas violaciones, aportó imágenes de lesiones por agresiones inexistentes que no tenían que ver con estos hechos. El hombre sufrió el paso por el calabozo, en dos ocasiones. En el juzgado contra la violencia de género de O Barco se demostró que él era inocente.

La autoridad dedujo una pieza contra la mujer por falso testimonio y denuncia falsa. Este miércoles, la acusada, de 37 años, se sentó en el banquillo del Penal 2 de Ourense. Se mostró de acuerdo con una condena de 6 meses de prisión, que no cumplirá si paga la indemnización al perjudicado —podrá hacerlo en cuotas de 50 euros al mes—, si no comete ningún delito en los dos próximos años y si continúa a tratamiento para controlar su trastorno límite de la personalidad y adaptativo. El juzgado considera que su anomalía psíquica anuló de una manera importante su voluntad. Se le aplica una eximente incompleta.

En el juicio, la acusada se mostró conforme con la condena, tras el acuerdo entre las partes. |  J. F.

En el juicio, la acusada se mostró conforme con la condena, tras el acuerdo entre las partes. | J. F.

«Era imposible mantener una relación con ella»

«Estaba tratada por su enfermedad, pero de vez en cuando le daban ataques. Llegó un momento en el que le dije que no quería seguir así, porque era imposible mantener una relación con ella», recuerda el perjudicado. «No aceptó la ruptura y me dijo: ‘Te voy a joder la vida’». La amenaza se produjo el lunes, la mujer denunció el viernes. «Esperó para tenerme todo el fin de semana en el calabozo», considera el perjudicado.

La abogada de la acusación particular, Ana María Rey Prada, añade que, en ese aviso anterior a la denuncia —materializada el 4 de junio de 2022—, la mujer aseguró: «Me voy a vengar, es un plato que se sirve frío, buscaré la manera de que no vuelvas nunca más a mi pueblo». Hay audios transcritos y cotejados por el juzgado.

La acusada denunció a Carlos por varios delitos de lesiones, amenazas, vejaciones y tres delitos de agresión sexual. Fue detenido y le pusieron una orden de alejamiento. Se llegó a realizar una comparecencia para instalarle una pulsera telemática, aunque no sucedió, porque él decidió marcharse a Lugo, a más de 100 kilómetros.

Ella decía que había sido él, pero la suerte es que él tenía capturas de WhatsApp

«Ella no actuó de manera impulsiva, declaró dos veces en instrucción, las dos veces se ratificó, aportó fotos y vídeos de hematomas en las piernas, una mano ensangrentada y el labio hinchado. Ella decía que había sido él, pero la suerte es que él tenía capturas de WhatsApp», expone la letrada.

«Si no llega a tener las capturas de esas conversaciones, sumado al hecho de que los tres días que ella mencionó de las agresiones sexuales él estaba trabajando en Lugo, y había informes de la empresa, él estaría condenado ahora mismo, no habría tenido opción», transmite la abogada de la acusación particular.

Acusado falsamente también en las redes sociales

«Condenado judicialmente y socialmente», completa él. La mujer lo acusó también de ser violento y un agresor en las redes sociales. Tenía miles de seguidores en Instagram. «Me etiquetó a mí y a la Guardia Civil». Empezó a recibir amenazas a partir de esas publicaciones.

Tras aportar las pruebas —las capturas de las conservaciones y los audios– que él tenía de su inocencia, el juzgado resolvió en unos pocos meses y sobreseyó la causa, en septiembre de 2022. Además, dedujo testimonio contra la mujer por sus mentiras. Dos años después de que empezase todo, la acusada es condenada, en una sentencia de conformidad que nace del acuerdo entre la Fiscalía, la acusación particular y la defensa. La mujer dio su visto bueno.

Lo único bueno que me llevo es que sale condenada, aunque el daño ya no es reparable, por todos los gastos, las molestias y a nivel psicológico

Las penas de la condena a la acusada

La condena impone 6 meses de prisión y una multa de 270 euros, así como el pago de una indemnización al perjudicado de 3.000 euros. Además, tendrá que cumplir una medida de seguridad que consiste en tratamiento ambulatorio, durante dos años, en un centro en el que ya se está tratando. Para que no se aplique la pena de prisión, la encausada no podrá delinquir en los próximos 24 meses, además de seguir el tratamiento y de abonar la responsabilidad civil. Dispone de cómodos plazos: 50 euros al mes.

«Tras la primera detención pasé el fin de semana entero en el calabozo», recuerda el perjudicado. «A día de hoy paso por el pueblo esporádicamente, para ver a mis amigos. Hace no mucho fui, estábamos en una terraza y veías cómo la gente hablaba», relata Carlos.

«Puede arruinar la vida a una persona muy rápido y muy fácilmente»

Tras el cierre de la causa, «lo único bueno que me llevo es que sale condenada, aunque el daño ya no es reparable, por todos los gastos, las molestias y a nivel psicológico», dice el hombre. «Espero que no lo vuelva a hacer, porque puede arruinar la vida a una persona muy rápido y muy fácilmente. Lo único bueno es que, como sale condenada, si vuelve a cometerlo ya sabe a dónde irá».

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